¿Qué podemos aprender de la gestión de la pandemia?
Por su extrema complejidad, efectivamente, esta pandemia está permitiendo aprender numerosas lecciones y quizá la más importante es que, tal y como se ha visto, invertir en Sanidad es invertir no solo en la salud de los ciudadanos, sino también en preservar y proteger la economía y la productividad de nuestro país.
A modo de balance, desde Fenin consideramos preciso construir un verdadero sistema sociosanitario basado en las personas, un nuevo paradigma de Smarthealth, en donde la tecnología mejore la coordinación entre los hospitales, centros de atención primaria y las residencias. Y donde se fomente un marco estable de colaboración entre lo público y lo privado, con una financiación suficiente de la sanidad, que permita contar con los mejores profesionales y con la tecnología más avanzada, dejando atrás la obsolescencia de nuestro parque tecnológico y garantizando plazos de pago conforme a la Ley.
Y todo sin olvidarnos de que nuestro sistema debe estar preparado ante futuras crisis sanitarias, para lo cual es preciso que dispongamos de una reserva estratégica. Algo que no debe entenderse como un mero stock de producto, sino como la identificación o el aumento de capacidades de producción y que, junto a otros aspectos, pasa por apostar de manera prioritaria por el sector de Tecnología Sanitaria con perspectiva global, contemplando toda la cadena de valor del sistema, oficinas de Farmacia, clínicas y establecimientos activos en las distintas especialidades que conforman la atención sanitaria (clínicas dentales, laboratorios de análisis, ortopedias…). Porque si algo hemos aprendido en esta crisis es que hay que trabajar sin demora en situar a nuestro país en una posición de liderazgo, fortaleciendo e impulsando a nuestro tejido empresarial.
¿Cómo deben reenfocar los Directivos de la Salud su labor en la gestión sanitaria desde ahora?
De cara a la “nueva normalidad” creo que todos los que trabajamos en el ámbito sanitario -más si cabe los Directivos de la Salud, cuyas decisiones pueden llegar a tener potencialmente un mayor impacto-, estamos obligados a reflexionar tanto sobre nuestra propia actividad, como sobre la vigencia y los puntos de mejora de las actuales políticas de salud pública, y tras esto deberíamos replantear un giro estratégico a nuestros esquemas, planteamientos y estrategias.
En estos meses de pandemia a menudo he dicho que detrás de toda crisis existe una oportunidad, y esto pasa en gran medida por revisitar el pasado, aprender de lo que hicimos mal y potenciar lo que hicimos bien. Ahora a los Directivos de la Salud nos toca centrarnos en contribuir al máximo en el camino hacia la recuperación, es hora de mostrar una vez más nuestro compromiso y nuestra resiliencia en beneficio del sistema, pero, por encima de todo, en pro de los pacientes.
¿Qué medidas cree que se deben adoptar a medio-largo plazo para conseguir un sistema sanitario sólido, foco de calidad y eficiencia?
Desde Fenin consideramos inaplazable comenzar a sentar las bases de una estrategia nacional para la transformación del sistema sanitario, para lo cual recientemente hemos propuesto en el Congreso de los Diputados, a la Comisión de Reconstrucción Social y Económica, un paquete de seis medidas. Éstas consisten fundamentalmente en financiar adecuadamente la sanidad con presupuestos suficientes, por lo que solicitamos un incremento gradual de la inversión en sanidad hasta alcanzar como mínimo el 7% respecto al PIB; lograr la transformación digital del sistema, que permita un nuevo modelo de sanidad, de relación entre profesionales y pacientes, con atención a la financiación y la fiscalidad, etc. En tercer lugar, proponemos fomentar una contratación responsable y una compra basada en valor (impulsando proyectos de compra pública innovadora y la medición de resultados en salud); también renovar el obsoleto parque tecnológico sanitario (contemplando los plazos de renovación tecnológica por Ley y acuerdos de colaboración público-privados); promover la cultura de la seguridad y el compromiso con la calidad asistencial y, por último, diseñar un plan de contingencia y reserva estratégica de cara a futuras crisis sanitarias.