La clasificación de los pacientes, protocolizar el seguimiento clínico, la coordinación asistencial y el registro de información clínica, medidas prioritarias para la atención integral a pacientes post-Covid

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El Documento se puede descargar en la web de SEDISA: LINK

 

  • El Documento determina cuatro áreas clave y prioritarias: la clasificación de los pacientes para su seguimiento, la protocolización del seguimiento clínico de los pacientes post-COVID, el fortalecimiento de la coordinación asistencial y el registro de información clínica.

 

  • La gran variedad de síntomas y perfiles de pacientes hace necesario la coordinación entre especialidades médicas y la necesidad de definir un modelo de clasificación de pacientes que atienda a criterios lo más objetivos posible, para reducir la variabilidad en la práctica clínica y conseguir la máxima equidad.

 

  • Las principales recomendaciones globales para un modelo asistencial para la atención a los pacientes post-COVID que dé respuesta también a retos generales del propio modelo sanitario son diseñar protocolos para el acceso a una atención multidisciplinar, desarrollar mecanismos para asegurar la coordinación asistencial entre especialidades, entre niveles asistenciales y entre la esfera sanitaria y la social y poner en marcha las acciones adecuadas para asegurar la equidad y reducir la variabilidad asistencial en la atención y seguimiento clínico.

Madrid, 23 de octubre de 2020.- Con el transcurso de los meses, clínicos y científicos han podido generar un mayor conocimiento acerca del Covid-19, su manejo y tratamiento, así como las secuelas de la enfermedad. Aunque en una afectación variable, en general se han observado complicaciones tromboembólicas, respiratorias, otorrinolaringológicas, cardiacas, osteomusculares, digestivos, neurológicas y cognitivas, endocrinológicas, psiquiátricas, renales, hepáticas y dermatológicas. “El seguimiento de estos pacientes y las secuelas clínicas generadas por la infección, supone no solo un gran reto desde el punto de vista clínico sino también desde la perspectiva de la gestión sanitaria (reorganización de procesos, de recursos materiales y humanos, coordinación entre niveles asistenciales, servicios sociosanitarios, etcétera)”, explica Domingo del Cacho, director gerente del Hospital Universitario Severo Ochoa y presidente de la Agrupación Territorial de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) en Madrid. “Una nueva necesidad asistencial que requiere un abordaje multidisciplinar, protocolizado y equitativo en el Sistema Sanitario”.

Para responder a esta necesidad, SEDISA, con el apoyo de la Fundación AstraZeneca, ha impulsado el Documento para la Atención Integral al Paciente Post-Covid, en el que se determina la organización y gestión del seguimiento clínico adecuado a las necesidades que presentan los pacientes que han superado la fase aguda de la infección por Covid-19. En su elaboración han participado, junto a expertos en gestión pública, gestión sanitaria y Directivos de la Salud, representantes de un gran número de sociedades médico-científicas -Sociedad Española de Cardiología (SEC), Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), Sociedad Española de Neurología (SEN), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH)- así como de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y del Foro Español de Pacientes (FEP).

El Documento, (que se puede descargar en la página web de SEDISA: LINK), determina cuatro áreas clave y prioritarias: la clasificación de los pacientes para su seguimiento, la protocolización del seguimiento clínico de los pacientes post-COVID, el fortalecimiento de la coordinación asistencial (coordinación entre niveles asistenciales, entre especialidades en el ámbito hospitalario y con la esfera social) y el registro de información clínica. En palabras de Luis Cordero, vicepresidente de la Fundación AstraZeneca, “con el impulso de este documento contribuimos también a la humanización de la asistencia sanitaria. Gracias a protocolos que ayudan a los profesionales sanitarios a reorganizar los recursos materiales, humanos y los procesos asociados de manera coordinada, garantizando así una atención sanitaria de máxima calidad, eficiente y 100% orientada al paciente”.

En la presentación del Documento, que se ha elaborado con el apoyo metodológico de la consultora T&T Consultoría Estratégica, Ana Pastor, vicepresidenta del Congreso de los Diputados, y José Martínez Olmos, profesor de Salud Pública de la Escuela Andaluza de Salud Pública, han puesto en valor la aportación del texto y haber contado con la implicación y participación de las organizaciones de pacientes. “El sistema se enfrenta al reto de desarrollar un modelo asistencial diferente al actual, en el que se flexibilice la asistencia sanitaria, se desarrolle la atención domiciliaria, se realice el seguimiento y monitorización necesarios y se implemente una historia clínica con indicadores, contando en todo ello con la esfera social además de la sanitaria”, explica Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). Y es que, según Carina Escobar, “junto a la necesidad de la atención integral a pacientes post-COVID, el sistema se enfrenta a la atención con calidad y eficiencia a los pacientes crónicos y a aquellos que están a la espera de diagnóstico, algo prioritario a corto, medio y largo plazo”.

Clasificación de pacientes y seguimiento estandarizado

Los datos del análisis relativo a los 15.000 primeros pacientes del registro clínico SEMI-COVID-19[1], el mayor de España y uno de los más amplios del mundo, aunque sólo recoge datos de pacientes hospitalizados y que cuenta con datos clínicos de más de 17.000 pacientes hospitalizados con infección confirmada por SARS-CoV-2, arrojan un perfil de varón cercano a los 70 años y con presencia de comorbilidades, especialmente hipertensión, obesidad y dislipemia. Según dicho análisis, recogido en el Documento, la mayoría de los pacientes hospitalizados presentaba clínica respiratoria en el momento del ingreso y el 80% ingresó con neumonía. Los síntomas más frecuentes fueron fiebre (84,2%) y tos (73,5%). Asimismo, se apreciaron frecuentemente parámetros analíticos elevados de ferritina (73,5%), lactato deshidrogenasa (73,9%) y dímero D (63,8%), así como la linfopenia (52,8%). En el caso concreto de la especialidad de la neumología, según Germán Peces-Barba, vicepresidente de la Sociedad Española de neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), “destaca la disnea como síntoma más prevalente y el que más preocupa a los pacientes. A pesar de contar con una incertidumbre importante sobre la evolución de estos pacientes al principio de la pandemia, se ha comprobado que la mayoría de los casos se van recuperando.

La gran variedad de síntomas y perfiles de pacientes hace necesario la coordinación entre especialidades médicas y la necesidad de definir un modelo de clasificación de pacientes que atienda a criterios lo más objetivos posible, para reducir la variabilidad en la práctica clínica y conseguir la máxima equidad. Y en este punto es, asimismo, prioritaria la coordinación entre niveles asistenciales. “Es fundamental establecer un modelo asistencial sostenible en términos de carga asistencial para el sistema, clasificar a los pacientes y establecer rutas asistenciales en función de sus necesidades, aunque estableciendo cauces de coordinación y relación que favorezcan la continuidad asistencial y la movilidad del paciente en el sistema sanitario”, explica Mª Teresa Jorge, responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Para ello, se debe tomar como punto de partida para la estratificación, si el paciente estuvo o no ingresado y la valoración de factores de riesgo adicionales para determinar a priori si los pacientes son de bajo, moderado o alto riesgo de tener complicaciones o secuelas posteriores o padecer síntomas permanentes”.

En este punto es fundamental el trabajo por parte de la Medicina de Familia y la Atención Primaria, en tanto en cuanto, según Mª Teresa Jorge, “se debe realizar en primer lugar, un triaje telefónico, protocolizado y consensuado y desde la equidad y, en los casos necesarios, pasar a la consulta presencial, en la que se realice una valoración clínica integral, funcional y emocional con la que se valore las necesidades de los pacientes y si precisan atención hospitalaria, atención primaria se coordinara mediante la e-consulta con el especialista consultor y enfermería de continuidad asistencial”. En la valoración integral de los pacientes post COVID deben participar todas las especialidades médicas y los centros socio sanitarios, y “en la que es necesaria la figura de Atención Primaria, que realice coordinación con los centros sociosanitarios y tenga en cuenta la opinión de los cuidadores en el caso de los pacientes dependientes”, añade.

Tal y como recoge el Documento, también es fundamental el papel de la enfermera gestora, como acompañante del paciente y que materialice la continuidad asistencial.

Recomendaciones a medio-largo plazo

La situación ocasionada por el Covid-19 conlleva a aportar recomendaciones más generales, necesarias en la actualidad y a medio-largo plazo. En este sentido, el documento finaliza precisamente con 10 recomendaciones globales, que reflejan el espíritu de este Documento y cuya implementación y desarrollo llevarán a la puesta en marcha de un modelo asistencial para la atención a los pacientes post-COVID que dé respuesta a las necesidades variables que presenta este colectivo, pero también a retos generales del propio modelo sanitario. Estas recomendaciones, por prioridad, según los expertos que han participado en la elaboración del Documento, son:

  1. Diseñar los protocolos necesarios para que los pacientes que han superado la infección por COVID-19 tengan acceso a una atención multidisciplinar capaz de atender sus necesidades clínicas, así como prevenir posibles eventos posteriores derivados de la infección.
  2. Desarrollar los mecanismos necesarios para asegurar la coordinación asistencial entre especialidades, entre niveles asistenciales y entre la esfera sanitaria y la social.
  3. Poner en marcha las acciones adecuadas para asegurar la equidad y reducir la variabilidad asistencial en la atención y seguimiento clínico.
  4. Establecer las medidas de refuerzo oportunas que permitan retomar la actividad ordinaria, clínica, quirúrgica y de prevención sanitaria.
  5. Promover un modelo de atención al paciente post-COVID que tenga en cuenta su dimensión bio-psico-social junto con la clínica.
  6. Implementar las herramientas necesarias para el desarrollo de la telemedicina, la teleconsulta y el uso de las tecnologías de la información.
  7. Fomentar la formación e información veraz a la opinión pública para promover la responsabilidad individual y colectiva de la ciudadanía.
  8. Disponer de sistemas de registro de información clínica estandarizados y compatibles entre sí que permitan una adecuada explotación de datos para el desarrollo de patrones predictivos de la evolución de la patología en determinados colectivos de pacientes.
  9. Poner en marcha medidas de apoyo a los profesionales del sector salud en el plano emocional y laboral que les ayuden a afrontar otra posible crisis sanitaria
  10. Fortalecer los sistemas de información epidemiológica para que, llegado el caso, permitan contar con un sistema sanitario más preparado en futuras crisis de salud pública.

[1] . Casas-Rojo JM, Antón Santos JM, Millán-Núñez Cortés J, Lumbreras Bermejo C, Ramos-Rincón JM et al. Características clínicas de los pacientes hospitalizados con COVID-19 en España: resultados del Registro SEMI-COVID-19. Rev Clin Esp. 2020. https://doi.org/10.1016/j.rce.2020.07.003