Madrid, 4 de junio de 2019.- Mañana, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, que fue establecido el 15 de diciembre de 1972 por la Asamblea General de Naciones Unidas, en conmemoración del inicio de la Conferencia de Estocolmo en 1972, cuyo tema central fue el Medio Ambiente. En esta edición, el Día, que se celebra bajo el lema Unidos por un planeta sin contaminación del aire, quiere hacer un llamamiento a la población para actuar eliminando de forma progresiva en nuestra contribución individual y, de este modo, detener los efectos nocivos en nuestra salud, y la del planeta.
La contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud. Actualmente, el 92% de la población mundial no respira un aire limpio. Desde el punto de vista de la salud pública y la medicina de prevención, directivos, gestores y profesionales sanitarios deben incluir medidas de estrategias de prevención para la salud ante el aumento de los niveles de contaminación del aire. Así, disminuyendo y eliminando hábitos que agravan la polución del aire se podrá reducir progresivamente la alta tasa de mortalidad, que asciende a siete millones de muertes por año a causa de accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, provocadas por estos altos niveles de contaminación.
Para ello, es fundamental desarrollar políticas de salud pública y “llevar la salud a todas las políticas”, según afirma Joaquín Estévez Lucas, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA). Los principales retos en torno a la implementación de los planes de salud son, en palabras del presidente de SEDISA, “en la macrogestión, dar las herramientas estratégicas para que en los otros dos niveles puedan implementar la prevención y la promoción de la salud, y en la mesogestión, incluir estas herramientas transversales en la estrategia de la organización, como cultura, y creando una comunicación bidireccional -de arriba abajo y al revés- y medir los resultados mediante indicadores de una forma estandarizada, global y estratégica”.
Desde el Comité de RSC y Ética, SEDISA se trabaja para concienciar sobre la importancia de hacer en los centros sanitarios una gestión más sostenible, “de la que el compromiso con el medio ambiente (plan de gestión de residuos, sistema de gestión medioambiental, optimización del uso de agua, etcétera) forma parte”, explica Anna Rodríguez Cala, directora de Estrategia y de Responsabilidad Social Corporativa del Institut Català d’ Oncología (ICO) y responsable del Comité de RSC y Ética de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), “Por ello, las organizaciones sanitarias deben tener un compromiso con la concienciación sobre el medioambiente a sus trabajadores y con la gestión responsable sobre este tema”. Así contribuimos con el Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 13 Acción Climática.
En esta línea, según el Sondeo SEDISA sobre la implementación de la RSC en las organizaciones sanitarias, impulsado por el Comité de RSC y Ética de SEDISA, uno de los ítems más deficitarios en el plan de gestión de residuos es, precisamente, las actuaciones para promover la movilidad y accesibilidad al centro de trabajo con transporte público y/o alternado (más del 75% de los participantes cree que su organización no tiene esta iniciativa implementada o no la tiene del todo). “La cantidad de profesionales que trabajan en las organizaciones sanitarias y gran número de personas que acuden a los mismos hacen de estos centros lugares fundamentales donde implementar medidas y concienciar sobre éstas para contribuir a disminuir la contaminación del aire”.
RSC en las organizaciones sanitarias
En la actualidad, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no se debe relacionar únicamente con algún tipo de iniciativa o actividad o la relación de la empresa y sociedad. De hecho, la Comisión Europea define la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como “la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores”. En el ámbito sanitario, en el que todos los agentes que colaboran tienen un compromiso con la salud y el servicio a los pacientes, esta visión debe estar aún más implementada.
“La RSC se debe configurar como una manera de repensar el papel de la empresa en la sociedad, incorporando como elemento vertebrador una perspectiva de gobernanza y de sostenibilidad. Así, debe estar integrada en la visión de la empresa, en su estrategia global y en el diálogo con los diferentes grupos de interés”, explica Anna Rodríguez Cala. En este marco, el directivo de la salud es el profesional responsable de dirigir a los diferentes equipos de un centro sanitario implicados en la atención sanitaria, “asegurando la calidad de la prestación y la eficiencia en la gestión de los recursos humanos y materiales, lo que infiere su compromiso con la sostenibilidad del sistema o de la institución de la que forma parte. Para ello, resulta determinante garantizar la profesionalización de la función directiva y la de los profesionales que la desarrollan”.