¿Qué podemos aprender de la gestión de la pandemia?
De esta crisis sanitaria y económica, posiblemente la mayor que ha padecido nuestro mundo, con una muy especial incidencia en Europa y España, podemos reconocer aspectos negativos, pero también algunas positivos, que deberíamos utilizar para planificar nuestro futuro postCOVID-19.
Desde el punto de vista negativo y como una Debilidad, debemos reconocer la escasa preparación que teníamos todos, como país y particularmente como sistema sanitario, para afrontar esta crisis con éxito. Cuando me refiero a Todos, hay que referirse a los principales actores responsables del mismo: Políticos, gestores, profesionales sanitarios y ciudadanos.
Desde un punto de vista Positivo como Fortaleza, deberíamos recordar la extraordinaria flexibilidad de nuestro sistema sanitario para ir adaptándolo a niveles meso y micro a las nuevas circunstancias, superando la rigidez del mismo en la contratación de los profesionales, la gestión de las compras, la integración de los equipos, la gran dedicación de los profesionales de todos los niveles, en muchas ocasiones en condiciones precarias de protección individual y colectiva. Ha sido espectacular, probablemente por primera vez a nivel mundial, la convergencia de más de 120 grupos de científicos en la búsqueda de la vacuna y la incorporación de nuevos remedios terapéuticos para paliar los efectos clínicos de los pacientes contagiados.
Creo que un efecto colateral muy positivo para el Sistema Sanitario ha sido visualizar al mismo como un Activo, ya que por primera vez la economía de nuestro país está dependiendo y dependerá de la capacidad del sistema sanitario para contener la pandemia, lo que sin duda debería facilitar la priorización del mismo para mejorarlo y prepararlo adecuadamente ante futuras eventualidades epidémicas y para alcanzar una mayor equidad, eficiencia y sostenibilidad
¿Cómo deben reenfocar los Directivos de la Salud su labor en la gestión sanitaria desde ahora?
A los gestores nos corresponde la gran responsabilidad de gestionar no somo administrar las organizaciones sanitarias. Debemos ser capaces de llevar a cabo las políticas de aseguramiento y provisión de los servicios sanitarios que dimanan del escalón político. La enorme dificultad de llevar a cabo esta labor con eficiencia se debe a que estos servicios deben ser realizados por los profesionales sanitarios, por lo que los gestores debemos ser los facilitadores de la misma y de ninguna forma los principales actores.
Muchas de las medidas que vamos a proponer, ya han estado defendidas por nuestra Sociedad:
Los cambios que se proponen son complejos, ya que implican cambiar el status actual de connivencia entre muchos políticos y gestores. Creemos que las organizaciones de profesionales que los representan deben ser las primeras en defender la necesidad de profesionalizar la gestión y el nombramiento basado en el conocimiento y la experiencia de los gestores de empresas que manejan miles de puestos de trabajo muy cualificados y que tienen bajo su responsabilidad la atención de ciento de miles de pacientes y ciudadanos.
¿Qué medidas cree que se deben adoptar a medio-largo plazo para conseguir un sistema sanitario sólido, foco de calidad y eficiencia?
Aunque comentaremos las propuestas a tomar a medio y largo plazo para adecuar nuestro sistema sanitario tras esta crisis, creo que es importante tomar algunas medidas a corto plazo durante los meses que todavía faltan hasta tener disponibles las vacunas, en prevención de posibles reactivaciones de la epidemia de Covid-19.
Creo que es importante, de forma inmediata tener un Plan de Contingencia consensuado que permita que la Atención Primaria pueda asumir el protagonismo, cómo primer escalón del control y atención de los ciudadanos afectados por el Covid-19, para lo cual deberíamos de dotarla de los recursos humanos y materiales necesarios para que puedan desempeñar esta función con calidad y eficiencia. Es imprescindible mejorar el prestigio y formación de los médicos de familia y enfermeras liberándolos de las tareas administrativas que no añaden valor a su trabajo, permitiéndoles una mayor capacidad resolutiva. Es imprescindible una mayor integración de la Atención Primaria tanto con sus hospitales de referencia, como los ciudadanos atendidos en el entorno socio sanitario: Residencias, pisos tutelados, etc. Este plan de contingencia debería contemplar la evacuación parcial de las residencias de mayores, en caso de reactivación del virus, principal foco de infección y mortalidad en la actual pandemia.
Cómo ya hemos comentado, la crisis del coronavirus por su tremenda incidencia en la salud de la población y las consecuencias económicas derivada de las misma, ha permitido, que lo que ya era evidente desde hace años para muchos observadores del sector sanitario: Que la “buena salud” es un activo social y económico prioritario, se visualice por los responsables políticos, lo que abre una oportunidad histórica para implantar las medidas ampliamente reclamadas por el sector sanitario.
Creemos que esta pandemia ha podido ser la gota que ha colmado el vaso, para llevar a cabo toda una serie de medidas a Medio y Largo Plazo, que aunque ya solicitadas hace años, no han podido ser puestas en marcha por falta de convergencia entre los partidos políticos, por no priorizar la atención a la salud como un problema de Estado, excluyéndolo de sus rivalidades de legislatura.
A nivel Macro deberíamos orientar nuestros esfuerzos a atender la Salud, no solo curar las enfermedades de nuestros ciudadanos, centrando en ello los objetivos del sistema de salud. Esto implica una mayor dedicación a la prevención, potenciar la atención primaria y la integración que requiere el modelo biopsicosocial que proponemos. Estos cambios requieren un mayor protagonismo de un Ministerio de Salud, no de sanidad, para poder fijar criterios nacionales entre las comunidades autónomas así como la integración de la información dimanada de las mismas como responsables de la gestión de la salud en sus comunidades autónomas, única forma de planificar adecuadamente un modelo integrado de niveles de atención y una cartera de servicios basada en la medicina y la gestión basadas en la evidencia y compatible con la sostenibilidad del sistema.
En nivel macro se debería resolver el papel de la iniciativa privada en el Sistema Nacional de Salud, así como la relación laboral de los profesionales sanitarios públicos, para lograr la necesaria equidad y flexibilidad de su función. No parece que el actual status quasi funcionarial del personal estatutario sea la mejor situación para estimular a aquellos que trabajan con mayor eficiencia y aportan un mayor valor añadido a las organizaciones públicas de atención a la salud.
A nivel Meso, creemos que se debería modificar nuestro actual sistema hospitalocéntrico, para centrar el sistema en la Atención Primaria de la salud, con una mayor capacidad resolutiva, para lo cual habrá que dotarla de más inversiones y profesionales mejor formados. En este modelo es fundamental su integración con los hospitales de referencia y con las organizaciones de atención socio sanitarias.
Dada la tipología de pacientes que actualmente ingresan en nuestros hospitales y la experiencia en esta crisis, creemos que los hospitales deben graduarse y organizarse internamente de otra forma. La distribución de las áreas en los hospitales debería ser en función de la intensidad de los cuidados que requieran los pacientes y no por especialidades médicas. Creemos que la distribución por intensidad de cuidados es más adecuada a la tipología de pacientes mayores y pluripatológicos que actualmente llegan mayoritariamente a nuestros hospitales. Una de estas áreas debería estar preparada para atender a los pacientes con necesidad de aislamiento, en prevención de futuras epidemias, tal como ocurre actualmente con las áreas de trasplantes.
En un sistema de hospitales integrados, deberían existir los hospitales de referencia para atender a pacientes de alta complejidad, con una mayor proporción de camas para pacientes críticos y menor proporción de camas convencionales. Los pacientes con patologías menos complejas deberían ser atendidos en otros hospitales distribuidos geográficamente lo más cerca posible del entorno de los pacientes. Las nuevas tecnologías, adecuadamente incorporadas, deberían permitir la atención a los pacientes de forma ambulatoria y domiciliaria, lo que debería redundar en un mayor protagonismo de la atención primaria.
La atención socio sanitaria recoge un amplísimo abanico de ciudadanos y pacientes. Un adecuado diseño de las organizaciones que los atiendan no solo descargaría las innecesarias estancias hospitalarias de los mismos, una vez resuelto su episodio agudo, sino que permitiría tratar a los mismos con una mayor eficiencia, entendiendo la misma como la mayor calidad de atención al menor coste social y económico posible.
La atención socio sanitaria debe formar parte integral de la atención a la salud de forma que sitúe al ciudadano y no solo al paciente, en la posición más eficiente para su atención integral en un modelo biopsicosocial. Esta integración y la distribución más equitativa de los presupuestos creemos sería más adecuada si todas las organizaciones públicas de cada área de salud: primaria, especializada y socio sanitaria dependieran de una sola dirección, con una visión global de sus necesidades.
Estas propuestas requerirán notables cambios y diferentes comportamientos de los principales actores involucrados: Políticos, gestores, profesionales sanitarios y usuarios. Los políticos centrales y autonómicos, principales responsables de los cambios a nivel macro, deberán situar la atención a la salud como un proyecto de estado, desvinculando el mismo del gobierno de turno, independiente del signo político del mismo, única forma de llevar a cabo las acciones necesarias para los cambios que conllevarán varias legislaturas. Los gestores, como ya hemos comentado, se deberían designar en función de su competencia y experiencia profesional, desvinculándolos de su afinidad política. Los profesionales sanitarios, principal activo del sistema de salud, deberán adaptarse a la flexibilidad que requiere la introducción de las nuevas tecnologías, la integración de las estructuras de atención, las nuevas modalidades de contratación y tipología de profesionales, dejando atrás el corporativismo. Deberán entender que su reconocimiento profesional y económico debería ser en el futuro en función del valor añadido que aporten a su organización. Los ciudadanos como objetivo principal del sistema de atención a la salud, deberán participar más activamente en el mantenimiento de su salud, responsabilizarse de su auto cuidado, adoptando unos hábitos de vida saludables y un comportamiento que ayude a mejorar los determinantes de su salud, corresponsabilizándose en el mantenimiento de la misma.
Para llevar a cabo estos proyectos, muchos de ellos disruptivos, además de los cambios en los protagonistas, que acabamos de comentar, requerirá una notable inversión y mayor gasto, que podría llevar a la insostenibilidad del sistema, aunque creemos que esta hipotética situación, debería compensarse con la generación de la riqueza social y económica que “la buena salud” debería crear en nuestro país.