El papel de los Servicios Regionales de Salud y las Consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas está siendo fundamental en la gestión de la crisis sanitaria por COVID-19. Complicadas funciones en dicha gestión, entre la coordinación de la administración central y los recursos materiales y humanos de los que se dispone en cada comunidad: coordinación entre centros, entre niveles asistenciales y entre servicios sanitarios y sociales. Entre la necesidad de proteger a nuestros profesionales sanitarios y no sanitarios, el compromiso y la necesidad de atender a todos los pacientes -contagiados, pero también no contagiados por COVID-19- y la necesidad de mantener y proveer de todos los recursos necesarios en el marco del estado de alarma.
En el ámbito autonómico, debemos mantener y hacer un mayor esfuerzo en la coordinación y comunicación comentadas, en seguir trabajando en la disposición de camas de hospitalización y de UCI y en la protección de los profesionales, así como en la disponibilidad de test de detección del COVID-19. Fundamental es, asimismo, seguir trabajando en la atención sanitaria y gestión de la crisis en residencias de la tercera de edad. Por otra parte, en un ámbito nacional, se requiere trabajar en la estandarización de la medición del impacto epidemiológico y asistencial de la pandemia en todas las comunidades autónomas, así como en la valoración de recursos materiales y humanos disponibles.
Hemos de evaluar, más adelante, lo que ha funcionado y lo que no y, tras ese análisis realizar planes globales de gestión de crisis sanitarias, que involucren a todos los niveles de gestión y a todos los profesionales, de forma que cuando se den próximas crisis, la coordinación y la comunicación sean más eficientes y estén basadas en la cooperación, en la agilidad y la rapidez, en la flexibilidad y en la transparencia. Tener un sistema sanitario con 17 sistemas sanitarios no es un impedimento para dar respuesta a una crisis, si el liderazgo y la coordinación en los diferentes ámbitos funcionan.
Esa coordinación ha de estar gestada en una apuesta mayor por la sanidad desde el punto de vista económico, pero también conceptual. Salud en las políticas, además de políticas de salud, el desarrollo de la Salud Pública como una clave del sistema, con redes colaborativas conectadas de compartición de experiencias, de trabajo entre centros para mejorar la calidad y la eficiencia en gestión sanitaria y de investigación e innovación y el desarrollo de la atención de la cronicidad con la implementación de la telemedicina y la asistencia son solo algunas de las iniciativas que se han de llevar a cabo.