Madrid, 1 de diciembre de 2020.- El duro trabajo para hacer posible la atención sanitaria en la pandemia ocasionada por el Covid-19, tanto en la primera ola como en la segunda, han realzado sin duda la labor, compromiso y responsabilidad de los profesionales sanitarios, características permanentes también en el trabajo para retomar la asistencia habitual. Durante el Encuentro Digital PROFESIONALES ¿Cómo mejorar la asistencia sanitaria en la pandemia?, organizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), con la colaboración de Janssen, “se ha analizado el trabajo realizado, los éxitos y las áreas de mejora por parte de los Servicios de Urgencia, las Unidades de Cuidados Intensivos y los servicios médicos, así como la gran labor realizada por parte de las sociedades científicas en términos de formación, publicación de recomendaciones, etcétera”, explica Manuel Martínez-Sellés, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid y moderador del Encuentro.
En la actualidad, la segunda ola de infecciones de Covid-19 está siendo diferente a la inicial. Según Miguel Sánchez García, jefe de Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Clínico San Carlos, “en la primera ola, nos enfrentamos a una demanda nunca conocida, que puso a prueba la capacidad de adaptarnos, mientras que en la actualidad muchos menos pacientes están ingresando y contamos con más disponibilidad de camas. De hecho, el número de pacientes está siendo similar a la primera ola, pero la situación es diferente, ya que en la actualidad el crecimiento de casos no es exponencial y nos permite adaptarnos mejor. Esto hecho, junto al aprendizaje adquirido, está repercutiendo en una mejor organización”.
Respecto a la adaptación de los servicios de Medicina Intensiva, Miguel Sánchez García explica que “en el caso de Madrid, hubo un aumento aproximadamente del 300% de la capacidad habitual, pasando de 600 a 1.800 camas de UCI. Ello se consiguió instalando camas de este tipo en áreas de recuperación quirúrgica y de procedimientos con sedación, como endoscopias, unidades de cuidados intermedios, quirófanos, unidades coronarias y áreas no sanitarias, mediante la contratación de personal sanitario e incorporación de profesionales de otras especialidades, con la compra de equipamiento (respiradores), de fungible/ consumible (EPI, tubuladoras) y con el uso de medicaciones off-label, como antirretrovirales y cloroquina”. No obstante, según este experto, “si bien las dimensiones de la pandemia superan la capacidad de respuesta de cualquier sistema sanitario, la adaptación realizada ha tenido un componente demasiado grande de improvisación, destacando como tareas pendientes la predicción y preparación para el siguiente brote o pandemia, así como la investigación en fisiopatología y manejo de la infección”.
Por parte de los servicios de Urgencias, Luis Díaz Izquierdo, del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Severo Ochoa, afirma que “en la primera ola, sufrimos momentos muy duros porque teníamos capacidad para atender a todos los pacientes, las medidas de protección con las que contábamos eran insuficientes, los protocolos estaban alejados de la realidad y teníamos sobre presiones en relación a los criterios que utilizaban para hospitalización y traslado a cama UCI”. Tal fue la situación, que este experto explica que, en su Hospital, “el 26 de marzo tuvimos 326 pacientes en Urgencias, cifra que triplicaba la capacidad de Urgencias del centro”.
En la actualidad, Luis Díaz Izquierdo hace hincapié en que “nos hemos ido adaptando con flexibilidad” y destaca como importante “la división de la Urgencia en dos circuitos aislados, uno para Covid-19 y el otro para pacientes no Covid-19 para una mejor atención y organización y garantizar la seguridad de los pacientes frente a la infección”.
Pero la pandemia ha conllevado muchas dificultades también en la atención sanitaria a pacientes no Covid-19, para lo que los profesionales se han tenido que adaptar igualmente. Para Pedro Jaén, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), “la pandemia ha supuesto demora en la asistencia a los pacientes no Covid-19, dudas en la gestión adecuada de recursos, necesidad de mejora en la eficiencia del sistema, reticencias para acudir a los centros por temor a la infección, diagnósticos tardíos y aumento de pacientes con mal pronóstico”. Como ejemplo, el presidente de la AEDV destaca el caso del melanoma: “Mientras que la supervivencia al melanoma está por encima del 85%, estimando que detectarlo 30 días más tarde la supervivencia se reduce al 79% a los cinco años y al 71% a los 10 años, podemos considerar que el efecto de la pandemia sobre ésta ha sido muy considerable”.
En esta adaptación, en este sentido, la Telemedicina debe suponer una herramienta eficiente. En el caso de las patologías dermatológicas, la teledermatología supone una herramienta importante de interconsulta entre Atención Primaria y Especializada y seguimiento de pacientes en estos tiempos de pandemia.
Por otra parte, pacientes con ciertas patologías se han visto más afectados por el Covid-19, suponiendo grupos de riesgo importante. Es el caso de las patologías hematológicas, “de forma que en la primera ola de la pandemia un tercio de pacientes hematológicos fallecieron a consecuencia del Covid-19, una tasa de mortalidad por encima de lo registrado en otro tipo de enfermedades”, afirma Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). “En la segunda ola, no obstante, se ha conseguido una menor tasa de contagios en estos pacientes”. Para la seguridad de estos pacientes, Ramón García Sanz, que es jefe del Laboratorio de Histocompatibilidad y Biología Molecular del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de Salamanca, hace hincapié en la importancia que tiene la separación de circuitos en el Servicio de Hematología y Hemoterapia, tal y como se llevó a cabo en su centro: “dividimos a pacientes en Covid-19 y no Covid-19, a través de conocer si había síntomas o no en el primer momento, cuando a penas disponíamos de test, y a través de PCR después. Igualmente, tuvimos especial cuidado en la identificación de la infección en los profesionales del Servicio, para evitar el contagio en el Hospital”.
La importancia de los traslados en la pandemia
Con la saturación de muchos hospitales, los traslados entre centros fueron fundamentales en la primera ola de la pandemia. En el caso de la Urgencia, Luis Díaz Izquierdo explica que “hubo un antes y un después con la posibilidad de derivar pacientes al Hospital de IFEMA, habiendo trasladado incluso 50 al día”. En cuanto al traslado de una UCI de un hospital a otro, Miguel Sánchez García destaca “que cuanto más tarda un paciente Covid-19 en recibir los cuidados intensivos que requiere peor es el pronóstico, por lo que en la Comunidad de Madrid se coordinaron estos traslados entre centros mediante un servicio de mensajería instantánea entre el grupo de jefes de Servicio, de Sección y médicos adjuntos, de forma que se hacía la solicitud al Grupo, denominado Madrid COVID Tétrix, se realizaba oferta de cama por parte del hospital que contaba con ella y se enviaba un mensaje al SUMMA para llevar a cabo el traslado cuanto antes”.
Para ello, el trabajo realizado por el SUMMA fue crucial. “Traslados que eran muy complicados, pues el 86% de los pacientes trasladados llevaba ventilación mecánica y, aunque se registraron incidencias durante los traslados en el 30,6% de los pacientes, éstos fueron leves y sin repercusión en el pronóstico. La tasa de mortalidad en pacientes Covid-19 trasladados y no trasladados ha sido la misma”, explica Miguel Sánchez García. En total, durante la primera ola de la pandemia fueron trasladados en la Comunidad de Madrid un total de 196 pacientes UCI.
La labor de las sociedades científicas, fundamental
La formación y la publicación de recomendaciones han sido dos de las funciones clave que las sociedades científicas han cubierto durante la pandemia. El presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) destaca, además, “la colaboración entre sociedades científicas de diferentes especialidades” y pone como ejemplos, entre otros, “el Congreso Nacional Covid-19 en el que participaron 55 sociedades, la publicación de posicionamientos conjuntos y el proyecto que la SEHH está llevando a cabo en colaboración con otras organizaciones para cuantificar el impacto que ha tenido en pacientes con cáncer en cuanto a diagnóstico, tratamiento y seguimiento”.
La labor de las sociedades científicas ha llegado también a los pacientes y a países en vías de desarrollo. Así, durante la pandemia, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha potenciado el uso de dos APPs: Dermassistance, aplicación que conecta a dermatólogos españoles con médicos e instituciones dedicados a la cooperación sanitaria en países en vías de desarrollo, y TeleDermaSolidaria, que durante el estado de alarma puso a disposición de la población a cientos de dermatólogos y que tuvo casi 3.000 consultas en 40 días con la colaboración altruista de estos especialistas. Pero junto a esta gran labor, el presidente de la AEDV pone de manifiesto que “las sociedades científicas deben ser un interlocutor vital para la Administracion en la toma de decisiones relacionadas con el Covid-19 y en cualquier otra relacionada con la asistencia”.