Madrid, 16 de noviembre de 2020.- Un elemento fundamental y prioritario para todo el Sistema Sanitario es la adecuada gestión sanitaria, cuya relevancia es aún mayor en épocas de crisis sanitaria, como la ocasionada por el Covid-19. “La repercusión de la pandemia sobre la asistencia sanitaria está teniendo múltiples consecuencias en la gestión sanitaria que afectan a todos los implicados en el Sistema Sanitario”, explica José Soto Bonel, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA). Con el fin de analizar estas repercusiones, los retos que suponen y proponer soluciones desde diferentes perspectivas -la asistencia, los pacientes, los profesionales y los directivos de la salud-, SEDISA, con la colaboración de Janssen, ha impulsado los Encuentros SEDISA de Gestión Sanitaria en tiempos de pandemia, cuatro foros de discusión en formato digital que tendrán lugar durante cuatro jueves.
En el primero de ellos, celebrado bajo el título Covid-19 y sus repercusiones en la asistencia sanitaria, se ha realizado una revisión de lo aprendido en base a la experiencia hasta ahora desde el punto de vista de la Virología, de la Infectología, de la Farmacia Hospitalaria y de la Salud Pública. Para Margarita del Val Latorre, Viróloga, inmunóloga e investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), “la gripe A ha existido siempre. Fue la causante de la gripe rusa en 1889, de la gripe de 1918 y de la pandemia de gripe A en 2009. Pero han sido siempre oleadas autocontenidas porque cuando las personas jóvenes vulnerables ya están infectadas, disminuye la incidencia”. Según esta experta, frente a la gripe A, tenemos inmunidad celular frente a las proteínas conservadas. Así, los adultos tienen más inmunidad que los niños, que pueden no haberla pasado. Los adultos muy mayores, además, en 2009 tenían inmunidad de anticuerpos frente a gripe A H1N1 de antes de 1957. “En la pandemia SARS-CoV-2, sin embargo, los mayores son los más afectados. Y nadie tiene inmunidad de ningún tipo, siendo los más mayores los más vulnerables. En este sentido, en el caso del Covid-19, no contábamos con el papel de la inmunidad celular. El sistema no estaba preparado para que el 100% de la población fuera vulnerable”.
“Ahora -añade- es necesario ganar tiempo y enlentecer la epidemia. En este sentido, en junio de 2020 solo el 5% de la población en España tenía inmunidad. En diciembre se volverá a estudiar este aspecto y se calcula que como mucho se triplicará”.
Respecto a la clínica, Emilio Bouza, investigador de la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, destaca que “en pacientes con coronavirus, la mortalidad es del 2,3%, el 5% de los pacientes llega a una fase crítica, el 14% a una fase grave y el 81% se queda en una fase no grave”. Entre las lecciones aprendidas para mejorar la asistencia sanitaria a estos pacientes, Emilio Bouza explica que “se trata de una enfermedad no respiratoria sino multisistémica, con desarrollo de trastornos cardiacos, tromboembólicos, cutáneos, hepáticos, etcétera y no afecta tanto a pacientes fumadores o pacientes que sufren Enfermedad Pulmonar Obstructiva (EPOC)”.
Desde el mes de marzo, desde el punto de vista terapéutico, también han sido muchos los aprendizajes, en la necesidad de un tratamiento que no existía y en la búsqueda de soluciones a través de medicamentos autorizados para otras patologías que han sido reutilizados para tratar la infección por Covid-19. En la actualidad, de hecho, existen en todo el mundo casi 3.700 ensayos clínicos con medicamentos (no incluidas vacunas), de ellos 128 en España, donde se están llevando a cabo también 160 estudios observacionales.
En la actualidad, existen tres tipos de tratamiento: los antivirales, utilizados en las fases leves-moderadas para tratar de que el paciente no evolucione a fase grave o crítica, los moduladores de la respuesta antiinflamatoria, para el tratamiento de las fases graves y crítica, y la terapia de soporte. “Los antivirales utilizados se dividen en 4 tipos: inhibidores de la proteasa, inhibidores de la entrada, inhibidores de la neuraminidasa e inhibidores de la RNA polimerasa dependiente de RNA. Además, otros que se están estudiando son antiparasitarios con acción antiviral, inhibidores de la proteasa de la serina y bloqueadores de la proteína S”, explica Benito García Díaz, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Severo Ochoa. “En este último grupo destaca el Bamlanivimab, un fármaco experimental con autorización urgente de uso por parte de la FDA (Food and Drug Administration), utilizado en pacientes leves o moderados no hospitalizados de alto riesgo y reciente diagnóstico. Su uso se dirige a disminuir las hospitalizaciones y las urgencias”.
En cuanto a los moduladores de la respuesta inflamatoria, existen tres grupos de medicamentos: inhibidores de la IL-6, AntiTNF y Antiinterleukina-1. Según Benito García Díaz, “existe un gran número de líneas de investigación en esta área, con interferones, anticuerpos monoclonales, oncológicos, etc.”. Por último, en terapias de soporte, destacan las vitaminas, minerales y suplementos, productos sanguíneos, vasodilatadores pulmonares y antitrombóticos.
Lecciones en asistencia y Salud Pública
El conocimiento adquirido y la experiencia vivida, aporta algunas claves para la mejora de la gestión de la pandemia desde el punto de vista de la Salud Pública y asistencia. “España muestra un patrón desigual con una relación inversamente proporcional entre nivel de renta e incidencia del Covid-19. Asimismo, el 61% de las mujeres contagiadas tuvo contacto estrecho con casos Covid-19 probable o confirmado, frente al 38,5% de los hombres”, explica Joan Carles March Cerdá, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP). Además, los pacientes crónicos han sido los grandes olvidados de la pandemia. “Han tenido dificultades para acceder al centro de salud a partir de junio, además de dificultad de hacer actividad física, con preocupación por el sobrepeso y relajación respecto a la alimentación saludable”, explica Joan Carles March. Por otra parte, otro de los protagonistas más afectado ha sido, sin duda, los profesionales sanitarios. Y es que, según Joan Carles March, “más de 63.000 profesionales se han infectado en España por la Covid-19. Es fundamental analizar la situación, dado que la frecuencia de problemas de salud mental en profesionales sanitarios al frente de emergencias causadas por epidemias virales es especialmente alta: ansiedad (45%), depresión (38%) y estrés agudo (31%), entre otros”.
Entre las lecciones aprendidas, March destaca conectar el mundo sanitario y el de los cuidados, no discriminar pacientes por su origen, aislamiento radical, realización de test, contratar más personal para crear grupos burbuja y puesta en valor del trabajo de los profesionales. “Atendiendo a un nivel más global del Sistema Sanitario -añade- no podemos olvidar que los cuatro pilares del sistema sanitario español -gobernanza, financiación, prestaciones y personal- ya estaban en una situación de fragilidad cuando el sistema se vio superado por la pandemia en marzo”.
Por último, desde el punto de vista de la intervención comunitaria y social, Joan Carles March hace hincapié en que “esta intervención no existe en los barrios. Es necesario acercar la Salud Pública a la gente. Se trata de diseñar una estrategia de comunicación y acercamiento mediante trabajadores sociales o mediadores culturales que acuden puerta a puerta a informar, comunicar que se debe cumplir la cuarentena y que cuentan con las condiciones para ello y resolver dudas. Hay que conseguir que la población se involucre”.