Telemedicina y Telefarmacia deben regularse, incluirse en los contratos programa y en el modelo asistencial, en equidad y en base a las necesidades de los pacientes

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  • Es necesario un plan estratégico de incorporación de tecnologías al sistema, más allá de las llamadas telefónicas, sino con la implementación de la monitorización, el seguimiento y las recomendaciones e instrucciones médicas.

 

  • Garantizar la seguridad de los pacientes y la seguridad jurídica de los profesionales sanitarios en el uso de la Telemedicina y la Telefarmacia es fundamental.

 

  • Las revisiones sistemáticas presenciales en pacientes crónicos suponen un colapso en las agendas de las consultas externas, que se podrían agilizar estudiando cuáles de ellas podrían realizarse a través de la Telemedicina y la Telefarmacia.

 

  • En el ámbito de la Farmacia Hospitalaria, la primera consulta debe ser presencial, pero las siguientes, a modo de revisión, pueden ser telemáticas. Los pacientes no deben seleccionarse por criterios de un medicamento concreto sino por patologías, priorizando pacientes que deber realizar desplazamientos largos y aquellos que no pueden desplazarse y, en su lugar, acude su cuidador a por los medicamentos.

 

  • En España, se llevan a cabo cada año 7,5 millones de consultas dermatológicas, de las que el 2-3% se realizan mediante Teledermatología.

Madrid, 9 de julio de 2020.- La Telemedicina y la Telefarmacia han sido formas digitales implementadas durante la pandemia ocasionada por el Covid-19. Muchos expertos han augurado que han llegado para quedarse. “Para aportar calidad a la asistencia sanitaria y eficiencia al sistema, la implementación debe ser estratégica y desde un punto de vista global. Esto requiere inversión en recursos de tecnología, formación, etcétera”, explica José Soto, Director Gerente del Hospital Clínico San Carlos, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y coordinador y moderador del Encuentro Digital Reorganización de los Hospitales. Telemedicina y Telefarmacia en el post Covid-19, organizado por SEDISA, con la colaboración de Janssen, en el marco del Proyecto Colaborativo SEDISA para la Investigación sobre la Gestión del Covid-19 (INGESCOV). Tal y como se ha puesto de manifiesto durante el Encuentro, la Telemedicina y la Telefarmacia deben regularse, incluirse en los objetivos de los contratos programa y en el modelo asistencial, en términos de equidad en el acceso a ambas por parte de los pacientes, pero también en base a las necesidades de los mismos.

Por otra parte, ambas consiguen que el paciente no tenga que desplazarse a los centros asistenciales, lo que conlleva un hito en la transformación del modelo asistencial, organizándolo en torno al paciente. No obstante, no todo se puede hacer a través de la Telemedicina y la Telefarmacia. En palabras de Candela Calle, Directora Gerente del Institut Català d’Oncología (ICO), “el primer paso es analizar qué se puede hacer y qué no se puede hacer, como la gestión de las emociones, a través de ambas”. Durante la pandemia, el ICO realizó la asistencia sanitaria de los pacientes oncológicos en un 80% a través de la Telemedicina y un 20% presencial, porcentajes que en la actualidad ha pasado a ser del 50-50%. En este sentido, para su implementación global, Candela Calle afirma que “se ha de invertir en tecnología, pero también en formación de profesionales y pacientes para esta nueva forma de relacionarnos. Asimismo, hemos de utilizar la telemedicina también para coordinar niveles asistenciales”.

En la vuelta a la normalidad asistencial, por su parte, Teresa Requena, Directora Médica del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés, destaca el hecho de que “a modo de ejemplo, las revisiones sistemáticas presenciales en pacientes crónicos suponen un colapso en las agendas de las consultas externas, que se podrían agilizar estudiando cuáles de ellas podrían realizarse a través de la Telemedicina y la Telefarmacia”. Pero esto conlleva algunas resistencias, tanto por parte de algunos profesionales sanitarios como de los pacientes. “Mientras que durante la pandemia los pacientes lo valoraron mucho porque se sentían atendidos en una situación de crisis sanitaria, en la actualidad, muchos prefieren volver a la asistencia física. Junto a la inversión en medios digitales y en alfabetización digital, que es diferente dependiendo de la edad y de la situación socioeconómica, debe existir un proceso de adaptación hacia la Telemedicina y la Telefarmacia”.

Esta inversión supone, según Rafael López, Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Santiago de Compostela, “un plan estratégico de incorporación de tecnologías al sistema, más allá de las llamadas telefónicas, sino con la implementación de la monitorización, el seguimiento y las recomendaciones e instrucciones médicas”.

Todos los participantes han coincidido, además, en la importancia de garantizar la seguridad de los pacientes y la seguridad jurídica de los profesionales sanitarios en el uso de la Telemedicina y la Telefarmacia.

Telefarmacia y Teledermatología, especialidades avanzadas

Por una parte, la Telefarmacia ha dado un salto cuanti y cualitativo importante durante la pandemia, mientras que la Teledermatología es una de las especialidades más avanzadas al respecto desde antes de la crisis, de forma que España es el país líder en el ámbito internacional en su estudio. En el primer caso, el Covid-19 ha acelerado su implementación, si bien Miguel Ángel Calleja, Jefe del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, explica que “la Telefarmacia conlleva mucho más que la dispensación de medicamentos en el domicilio de los pacientes, de forma que debe incorporar también otras acciones, como la revisión del tratamiento, la monitorización y la adherencia al mismo por parte de los pacientes”. En el caso del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, antes del Covid-19, se atendieron en la Farmacia Hospitalaria 240 pacientes a través de la Telefarmacia en dos años frente a los 7.200 atendidos de esta forma durante los tres meses de pandemia.

Pero Miguel Ángel Calleja hace hincapié en la necesidad de seleccionar los pacientes: “En el ámbito de la Farmacia Hospitalaria, la primera consulta debido a la prescripción de un medicamento nuevo debe ser presencial, pero las siguientes, a modo de revisión, pueden ser telemáticas. Además, no se puede seleccionar a los pacientes por el medicamento ni por la patología sino por las características individuales, priorizando pacientes que deber realizar desplazamientos largos y aquellos que no pueden desplazarse y, en su lugar, acude su cuidador a por los medicamentos”.

Respecto a la Teledermatología, Pedro Jaén, Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, explica que “al estar basada en imagen clínica y dermatoscópica, la Dermatología es una especialidad muy idónea para la Telemedicina, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento y el seguimiento. El hecho de que las imágenes puedan viajar, mejora la efectividad de la asistencia sanitaria y la eficiencia en el uso de los recursos”:

En España, se llevan a cabo cada año 7,5 millones de consultas dermatológicas. “Un tercio se realizan en la sanidad privada y dos tercios en la pública y el 2-3% de ellas se hacen mediante Teledermatología”, explica Pedro Jaén. A la espera de contar con datos de 2020, el crecimiento de su implementación ha sido muy amplio en la última década. “Mientras que, en 2009, 25 centros sanitarios públicos hacían Teledermatología, en 2014 esa cifra era de 70”, añade. “Sin embargo, se debe trabajar para hacer disminuir la desigualdad territorial entre comunidades autónomas en el acceso a la misma”.