La crisis global sin precedentes a la que nos estamos enfrentando desde hace varias semanas ha supuesto, y seguro seguirá suponiendo, un brutal desafío para la sociedad en general, para los individuos y también para las organizaciones, independientemente de sus cometidos. Los medios de comunicación no hemos sido ajenos a ella. Estamos entre los servicios considerados esenciales. En estos días, la prensa especializada, en la que me incluyo, hemos redoblado nuestro trabajo para informar de todo aquello que acontecía en nuestros centros asistenciales y en los órganos de decisión. Hemos transmitido informaciones de fuentes oficiales, hemos sido eco y altavoz de las difíciles y dramáticas situaciones a las que se han enfrentado los profesionales, hemos dado difusión a protocolos, innovaciones clínicas, avances terapéuticos, hemos hablado con expertos… En estos días nuestro trabajo tampoco ha sido fácil, pero hemos intentado más que nunca ser de utilidad a todo aquel que ha acudido a nosotros en busca de información.
Sin embargo, lo que me gustaría poner en valor en estos momentos es el trabajo de todo el sector asistencial, de sus profesionales sanitarios y no sanitarios. Profesionales que se han dejado la piel, que se han enfrentado, y por desgracia seguramente seguirán enfrentándose, a una auténtica medicina de guerra y a triajes de catástrofe, con una presión asistencial brutal y sin todos los medios necesarios para esta batalla. Luchando también contra el miedo a contagiarse y a contagiar a sus familias y amigos. Creo que su respuesta ha sido brutal, y creo también que por ello toda la sociedad estamos en una grandísima deuda con ellos. Por eso espero que más pronto que tarde este esfuerzo sea recompensado. Estos profesionales no son héroes, son personas, seres humanos que probablemente nunca vuelvan a ser los mismos, y que se merecen mucho más que nuestros aplausos. Solo espero que todos, cada uno desde su parcela, sepamos estar a la altura.
Hay que tener en cuenta que una de las principales cuestiones que han fallado en la gestión de la pandemia en España, según destacan todos los expertos, ha sido el no realizar los suficientes test. Por supuesto a los profesionales sanitarios y también a toda la población. No voy a entrar en los motivos. El caso es que parece ser que la única manera de controlar una pandemia es a través de la inmunización, lo que se alcanza solo con una vacuna o logrando la inmunización grupal. Cabe recordar que la OMS ha alertado en numerosas ocasiones de que para reducir el número de contagios no basta con mantener aislada a la población, y ha incidido siempre la necesidad de la realización de test diagnósticos. Parece entonces que las actuaciones a tomar en la próxima fase de “transición” deberían ir en este sentido. La detección precoz de todos los casos y el aislamiento de los positivos registrados, y la detección del grado de inmunidad a través de pruebas de anticuerpos serían, según parece, los siguientes pasos. Sin olvidar el seguir poniendo a disposición de los profesionales los equipos de protección individual adecuados; y no bajando la guardia en cuanto a otros recursos, tanto asistenciales como humanos, ya que las necesidades clínicas se van a seguir manteniendo.
En mi opinión, sería imperdonable que tanto sufrimiento, el horror que se ha vivido en hospitales y residencias, el infierno al que se han enfrentado los profesionales y las personas que han perdido un familiar o un amigo, y más en las terribles circunstancias en las que estas han ocurrido, no sirviera para algo. Creo que estamos en la obligación de aprender de todo lo que ha ocurrido. Una vez pasada esta situación se debería hacer una profunda reflexión. Parece claro que nuestro sistema sanitario necesita cambios y más adelante habrá que escuchar a los expertos, analizar los fallos estructurales, de gestión… y actuar en consecuencia. Pero hay un punto de partida clave: despolitizar la Sanidad. Quién sabe, igual esta crisis social y de salud pública sirva para que veamos hecho realidad el famoso Pacto por la Sanidad del que se lleva hablando desde hace tantos años.