En esta crisis el papel de los facultativos está siendo absolutamente fundamental. Todos los facultativos, tanto los de atención primaria como los del SUMMA112 y los de los hospitales, están demostrando que su implicación en esta grave pandemia está más que demostrada. Formación y disposición plena. Los del SUMMA112 haciendo frente a un incremento de actividad, mantenido en el tiempo, que nunca habíamos visto; los médicos de atención primaria no solo han demostrado saber hacer y preparación, han sido capaces de compatibilizar la asistencia del día a día con la atención al mayor número de afectados por Covid-19, llevando todo el peso de los enfermos en domicilio de casos leves y moderados, a la vez que asumir la asistencia a los ingresados en IFEMA.
De los hospitales hay que decir que los servicios de urgencias han demostrado que son capaces de hacer frente a la mayor crisis sanitaria, hacerlo de forma excepcional, con una profesionalidad digna merecedora del reconocimiento de una especialidad que se les niega. Y de los demás facultativos no puedo decir otra cosa que han sido fundamentales y que, con independencia de su especialidad, todos a una han sido capaces de “reconvertirse” y asumir pacientes de Covid-19.
La crisis para los facultativos ha hecho que nos enfrentemos al mayor reto profesional que hemos vivido. Nos ha demostrado que somos capaces de hacer frente a cualquier catástrofe y que nuestra preparación hace que seamos capaces de hacerlo entre todos, cada uno aportando desde su especialidad, de forma sinérgica y complementaria. Y que lo hemos hecho a pesar de las múltiples dificultades a las que hemos tenido que enfrentarnos. Pero no debe hacernos olvidar que el Sistema debe estar preparado para que, si llega una situación futura similar, se ponga el automático y estemos entrenados para ello.
Después de esta crisis, en la que se han demostrado las grietas del Sistema, deberíamos abordar con seriedad el análisis de lo sucedido, lo que nos ha puesto en esta situación; si es temerario disponer de un Sistema Sanitario que se dimensiona para tiempos de bonanza, apurando los recursos, llevando al extremo los parámetros de eficiencia; si mantener índices de ocupación al límite, si no tener capacidad de respuesta inmediata o tener un almacenamiento dimensionado para lo peor, es la mejor forma de gestionarlo. No puede ser que cada año, bien la gripe, bien la “ola de calor” ponga en jaque a todo el Sistema. Y esto es un claro mensaje para los políticos e, indudablemente, para los gestores.
Creo que mi conclusión y qué podemos aprender de esta situación es muy sencilla. Tener un Sistema Nacional de Salud, que no es sistema y no es nacional, es un problema. Falta de coordinación, falta de ver el conjunto, estar pendientes de lo micro de cada CCAA y su Sistema de Salud, las “deslealtades” entre CCAA y Gobierno central, las diferencias políticas, etc., han demostrado que deberíamos valorar la posibilidad de plantear un cambio profundo en el modelo. No se hacia dónde o que modelo imitar, pero está claro que cuando hay grandes retos de País, el modelo no es el mejor. Saldremos de esto por los profesionales, no tanto por el propio Sistema. Pacto por la Sanidad, presupuesto finalista y financiación suficiente, tres prioridades que deben extraerse de esta crisis.