El papel de los profesionales está siendo crucial en la gestión de la crisis, básicamente por que han sido capaces de ir adaptándose a los diferentes niveles de intensidad, a cambiar sus roles, la disponibilidad para ayudar ha puesto en valor la “vocación” como seña de identidad del colectivo.
También podremos identificar a los líderes que de manera natural han dado un paso al frente y de los cuales la organización se ha valido para gestionar las dificultades.
Es un buen momento para analizar e ir tomando nota de aquellas cosas que ya no deberían tener vuelta atrás. Apuntaría unas cuantas:
Decir qué podremos aprender de la situación de crisis del COVID-19 es difícil de decir. Hay cosas que son complicadas de prever, como es la falta de material, pero sin lugar a dudas se ha demostrado que, con una mayor coordinación y transferencia de conocimiento, entre comunidades, hospitales, … las cosas se estarían haciendo algo mejor.
También, en un momento en que las redes sociales lo inundan todo, la gestión de la comunicación ha sido bastante dispar. Aunque es cierto es que en cada hospital y territorio se ha vivido de forma muy distinta y se podrá comparar de manera relativa, valdrá la pena al término de la crisis hacer un análisis en profundidad.