Saber qué medir y cómo medirlo es el primer paso para implementar de forma estratégica el big data y la transformación digital en el hospital

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La incorporación de la tecnología a una creciente velocidad es inherente a la sociedad actual, pero la disponibilidad de la misma no se correlaciona con el ritmo de incorporación de ésta al Sistema Sanitario. Entre las mayores innovaciones, destaca la ciencia de datos como herramienta para la planificación de recursos y estrategias en la asistencia sanitaria y en la gestión económica de su actividad. “El Big Data y la Inteligencia Artificial son grandes avances aún por implementar desde un punto de vista estratégico en el ámbito de la salud y de la gestión sanitaria, teniendo en cuenta los beneficios en términos de calidad y eficiencia que pueden aportar a las organizaciones sanitarias y a los sistemas sanitarios”, explica Gloria Torralbo, presidenta del Comité de Antiguos Alumnos de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (ALSEDISA). A modo de ejemplo, un estudio publicado en 2011 por el Kinsey Global Institute, calcula que las aplicaciones del Big Data en el campo de la salud podrían suponer un beneficio de 250.000 millones de euros al sector público europeo y unos 300.000 millones de dólares al sector de sanidad de Estados Unidos. Junto a las ventajas económicas, es obligado destacar la mejora de la calidad asistencial.

Sin embargo, se trata de algo de lo que todo el mundo habla pero que nadie sabe cómo implementar de forma global y estratégica. ¿Por dónde empezar? Tal y como ha quedado de manifiesto durante el Foro ALSEDISA de Actualización sobre Big Data e Inteligencia Artificial, organizado el 25 de octubre en Madrid por el Comité de Antiguos de SEDISA (ALSEDISA), el primer paso en una organización sanitaria es “saber cuáles son los datos claves que se deben medir y cuáles son las herramientas necesarias para medirlos”, explica Julio Mayol, director médico del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. “Por supuesto, además, la implementación requiere de personas, recursos económicos y reglas y combatir y superar dos grandes retos: el tiempo y la confianza”. Y es que la innovación digital tiene que ver sobre todo con cómo pensamos, de forma que lograr superar estos retos y trasladar la transformación digital a la cultura organizativa es fundamental.

GENESIS y la transformación digital

Según Francisco García Lombardía, director técnico de la Dirección General de Sistemas de Información y Equipamientos Sanitarios (DIGSIES) del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), “los beneficios de la tecnología en la gestión sanitaria son variados, pero es importante destacar tres avances: la personalización de la atención sanitaria a los pacientes, la unificación de la información clínica y su uso por el profesional asistencial de una manera flexible y completamente segura, con disponibilidad inmediata y accesible desde cualquier medio autorizado facilitando la independencia de la localización geográfica o la disponibilidad horaria”.

Para establecer el camino a conseguir esos beneficios, Lombardía dirige el proyecto GENESIS, que se fundamenta en torno a nueve líneas de actuación en iniciativas y proyectos de tecnologías de la información y procesos, y que abarcan desde el gobierno del dato hasta la implantación de soluciones de inteligencia artificial para la ayuda al profesional y la personalización de la asistencia médica al ciudadano. “Se trata de compaginar iniciativas que afectan a la organización en materia de normalización, estandarización, revisión y mejora de procesos y circuitos con las tecnologías de la información y las comunicaciones de forma sincronizada, y adecuando su implantación al nivel de concienciación y madurez del uso de dichas tecnologías por parte de profesionales y los propios pacientes a través de dispositivos móviles”.

En cuanto a las barreras tecnológicas para la transformación digital, este experto apunta a la falta de madurez y experiencia real en implantaciones de soluciones y tecnologías que se adivinan como imprescindibles en esta transformación, como el dato a través de repositorios centralizados, la inteligencia artificial como asistencia al profesional y aspectos de gamificación, por ejemplo, para facilitar al ciudadano el acceso a las aplicaciones de consulta. “Estas soluciones no llevan un tiempo suficiente o se han aplicado muchas veces en alcances limitados para lo que la realidad demanda”, destaca. En cuanto a las humanas, García Lombardía explica que puede ser una barrera o una palanca de apoyo, “dado que no es un factor tecnológico, pero sí determinante; hay que preparar a profesionales y ciudadanos a estas tecnologías para que su ingesta y uso por los mismos, sea progresivo y aceptado a través de una adecuada formación”.