Madrid, 26 de septiembre de 2019.- La Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) insta a partidos políticos y gobiernos autonómicos, tras los cambios acecidos en algunas comunidades autónomas tras las elecciones autonómicas, a profesionalizar los nombramientos y ceses de los directivos de la salud, en el marco de la profesionalización de la gestión sanitaria. En palabras de Joaquín Estévez Lucas, presidente de SEDISA y Fundación SEDISA, “esta profesionalización pasa por llevar a cabo nombramientos transparentes y objetivos y ceses justificados por evaluación de objetivos y, en cualquier caso, realizados con respeto y consideración hacia el directivo”.
La profesionalización se encuentra definida conceptualmente en el Manifiesto SEDISA por la Profesionalización de los Directivos de la Salud y la Gestión Sanitaria, un documento que recoge los 10 puntos clave para materializar y concretar la tan necesaria profesionalización de los directivos y la gestión, y que ha recibido por el momento cerca de 60 adhesiones de directivos, profesionales sanitarios y entidades del sector, entre las que se encuentran la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA), el Foro Español de Pacientes (FEP), la Unión Catalana de Hospitales y la Consejería de Sanidad de Islas Baleares.
El Manifiesto, cuyo contenido ha sido revisado por la Junta Directiva y el Comité de Profesionalización de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y el Patronato de la Fundación SEDISA y se ha completado con las aportaciones de los miembros de la Sociedad, puede recibir la adhesión de todas aquellas personas, a título personal, y de las entidades que deseen apoyarlo. Dicha solicitud de adhesión se puede realizar vía mail a comunicacion@sedisa.net. “La profesionalización de los directivos de la salud y de la gestión sanitaria es un gran reto para el sector de la salud y debe ser un compromiso no solo de los directivos sino de todas las personas y entidades que participan en el sistema, tanto público como privado”, explica Joaquín Estévez. “Así, los políticos y gobiernos obtienen mejores resultados en el ámbito de la eficiencia, los profesionales sanitarios tienen un marco más favorable para desarrollar su trabajo y los pacientes y usuarios del sistema acceden a una sanidad de mayor calidad”. Y es que, sin directivos que lideren el tan cualificado colectivo de profesionales sanitarios, el sistema no funcionaría. Ese liderazgo mejora la calidad y la eficiencia.
Para ello, se requieren directivos formados, con habilidades emocionales y de comunicación, liderazgo, creatividad e innovación, adaptación al cambio, visión de futuro, capacidad de síntesis y flexibilidad, con formación específica inicial y continuada, siempre reglada, basada en la experiencia por niveles. Esta formación debe incluir conocimientos en disciplinas básicas, en especial la capacidad de análisis e interpretación de la información. Todo ello con comportamiento ejemplarizante y el compromiso ético de tener al paciente en el centro de la gestión.
El reto, según se recoge en el Manifiesto, es conseguir la profesionalización de la gestión sanitaria tanto en el ámbito privado como público. En este último caso, a través del cumplimento del marco estatutario actual que establece que las convocatorias deberán responder a los principios de igualdad, mérito y capacidad y cumpliendo los principios de publicidad y concurrencia, tal y como regula el artículo 13.2 del Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP). Partiendo de este punto, cada comunidad autónoma debe desarrollar un sistema de profesionalización de los directivos de la salud desde un punto de vista estratégico, real y adaptado a la idiosincrasia de su realidad sanitaria, pero siempre desde la despolitización de los nombramientos y ceses, profesionalizando el sistema de selección y el desarrollo de la carrera profesional. El objetivo principal es la obtención de una gestión sanitaria de calidad, que aporte excelencia asistencial a los ciudadanos y sostenibilidad al sistema y es una necesidad que va ligada al desarrollo del buen gobierno de las organizaciones sanitarias, en el que prime la autonomía de la gestión y la toma de decisiones y la evaluación por resultados.