Salamanca, 10 de julio de 2017.- Existen diversos modelos y proyectos en el marco de la colaboración público-privada que ponen de manifiesto la aportación de la industria del sector sanitario. En el ámbito terapéutico, existen seis modelos diferentes de acuerdos de riesgo compartido: acuerdos precio volumen, acuerdos globales de retorno o devolución, acuerdos de acceso a pacientes, acuerdos basados en el cumplimiento y acuerdos basados en resultados clínicos. “Cualquiera de ellos puede aportar distintas ventajas a financiadores, clínicos, pacientes e industria: los financiadores mejoran el acceso a la innovación, limitan las incertidumbres del impacto económico, generan incentivos a la promoción del consumo y a la utilización coste-efectiva, alinean los incentivos de la industria con los del sistema de salud y generan experiencia y conocimientos sobre resultados”, explica Joaquín Estévez Lucas, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA). “Por su parte, los clínicos disponen de alternativas terapéuticas eficaces, los pacientes acceden a tratamientos innovadores y la industria recaba información y conocimiento sobre sus productos innovadores en un entorno real, accede a la financiación de productos innovadores y cuenta con un marco estable para financiar la innovación”.
En el marco de la tecnología sanitaria, destacar la figura de “socio tecnológico”, que ha adquirido un rol fundamental en los últimos años en la renovación en tecnología frente a la obsolescencia de los equipos que conlleva, entre otras cosas, una evolución más lenta hacia diagnósticos más rápidos, precisos y seguros. Se trata de un socio empresarial para las organizaciones sanitarias, que facilita la inversión y la actualización de tecnología con una visión a largo plazo, colabora en proyectos de investigación y asesora sobre el equipamiento que mejor responde a las necesidades de las entidades sanitarias y de sus pacientes. Suelen ser acuerdos vigentes durante varios años, con lo que se contribuye a la sostenibilidad y la calidad de la atención sanitaria.
Para hablar de la aportación de la industria, desde la innovación a proyectos de RSC, etcétera, el I Foro Lazarillo de Tormes, celebrado en Salamanca, ha contado con la participación de representantes de las patronales de la industria farmacéutica y tecnología sanitaria, Farmaindustria y Fenin. En palabras de José Ramón Luis-Yagüe, director del Departamento de Relaciones con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, “eliminar ineficiencias, medir los resultados en salud y lograr una mayor flexibilidad en la gestión, evitando diferencias de acceso a la innovación en las distintas autonomías, serán elementos claves para afrontar el reto con garantías de éxito y asegurar el acceso futuro de los pacientes a las innovaciones terapéuticas, sobre todo en un momento en el que la industria farmacéutica está realizando importantes avances en materia de I+D de nuevos medicamentos y ya hay 7.000 fármacos en desarrollo en todo el mundo para diversas áreas terapéuticas”.
Cabe señalar también, en este contexto, que los sistemas de salud deberán ser capaces de lograr este objetivo con un presupuesto que, lejos de ampliarse, tiende a reducirse en el futuro, según las previsiones macroeconómicas del Gobierno, que prevén que el gasto sanitario se sitúe en 2020 por debajo del 5,6% del PIB, muy lejos de las cifras superiores al 6% de los primeros años de esta década. De hecho, el gasto sanitario por habitante en España es, actualmente, un 41% inferior a la media de la Eurozona, un diferencial que ha ido empeorando con los años ya que, por ejemplo, en 2009 era del 30%. “Este diferencial debería ser corregido, ya que el sistema español precisa de una financiación acorde el alcance, contenido y calidad de sus prestaciones”, sostiene Luis-Yagüe. Lo mismo ocurre con el gasto farmacéutico público por habitante, que asciende a 223 euros per cápita en España, frente a los 325 de la media de la Zona Euro, lo que supone un 31% menos.
Igualmente, la patronal de la industria farmacéutica ha colaborado en la reducción del gasto farmacéutico de los últimos años, que ha pasado de representar el 19,4% del gasto sanitario total en 2010 al 16,1% en 2015, con el Convenio por la Sostenibilidad suscrito por el Gobierno y Farmaindustria y que obliga a limitar el crecimiento del gasto público en medicamentos al del PIB, con todo lo que ello supone para un sector netamente innovador e intensivo en I+D.
Prueba también de este compromiso con el sistema sanitario es la inversión en I+D de la industria farmacéutica, que supone ya el 20% del total industrial en España y mantiene al sector farmacéutico innovador como líder industrial absoluto en este ámbito en España, con 1.085 millones de euros (un 8% más que en 2015). “La industria farmacéutica es el principal impulsor de la colaboración público-privada biomédica en España, así como el principal agente a la hora de garantizar la formación continuada, como ha quedado de manifiesto a finales de junio con la publicación, por segundo año consecutivo, de las transferencias de valor de la industria a las organizaciones y profesionales sanitarios”, hace hincapié Luis-Yagüe.
En palabras de Carlos Sisternas, director de Fenin Catalunya, “el sector de la tecnología sanitaria es creador de valor en salud en tanto en cuanto supone una oportunidad para la mejora de la prevención y la gestión de las enfermedades crónicas. En este sentido, la tecnología médica ha ayudado a reducir desde 1980 en un 59% las estancias de los pacientes en hospitales y se estima que, según un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida en España aumentará en cinco años en 2030”.
El director de Fenin Catalunya asegura, además, que los nuevos dispositivos de seguridad implantados por la Innovación Tecnológica en España han reducido en un 67% el riesgo de infecciones en el entorno sanitario.
Asimismo, Sisternas hace hincapié en que los precios de la tecnología médica han crecido menos de la mitad del crecimiento general en las dos últimas décadas, “pese al alto valor asistencial que aporta: para el hospital, la innovación tecnológica puede permitirle un uso más eficiente de los recursos financieros y humanos y gestionar mejor la presión de la demanda”. Para ello, el director de Fenin Catalunya aboga por “adoptar modelos de cambio disruptivo apoyados por la innovación en la gestión y las tecnologías”.
Respecto a la Responsabilidad Social, Fenin promueve el conocimiento y la implantación de políticas de RSE en las empresas de tecnología sanitaria, sensibilizando e informando sobre normativas, actuaciones y buenas prácticas, “con el objetivo de reforzar su capacidad para competir y aportar lo mejor de sí mismas a la sociedad en la que actúan, fomentar la participación de empresas en proyectos de acción social, facilitar la implantación del voluntariado en el mayor número posible de empresas asociadas y difundir información sobre iniciativas y proyectos de diferentes organizaciones a las empresas del sector”, destaca Carlos Sisternas. “En definitiva, contribuir al desarrollo de la comunidad en la que operan de forma sostenible”.
Como parte de su adaptación a las exigencias sociales y europeas que reclaman mayores garantías de independencia, información y transparencia, la patronal de la tecnología sanitaria cuenta con un Código Ético propio, “para cuya elaboración se ha contado con todos los stakeholders, manteniendo el compromiso del sector de la tecnología sanitaria con la formación médica, fundamental para mantener la excelencia de la atención sanitaria”, concluye.