Ahorro. Ese es el concepto más común entre los rectores de la sanidad en España. Los años de la crisis económica obligaron a un replanteamiento en la distribución de los recursos, la priorización del gasto y la adopción de modelos que permitieran una optimización constante de las estructuras y del personal. Unas medidas que estaban contempladas en el Real Decreto Ley 16/2012, a través del cual se buscaba un ahorro de 7.217 millones de euros en el Sistema Nacional de Salud (SNS), donde también se proponían otras iniciativas como la ordenación de la Cartera de Servicios Básica, la unificación de tarjetas sanitarias, la reducción del gasto farmacéutico, los precios de referencia y la transposición de la normativa europea.
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