¿Qué podemos aprender de la gestión de la pandemia?
El análisis retrospectivo nos permite constatar que el riesgo biológico es una realidad en el siglo XXI, y ello requiere de una mayor agilidad en la toma de decisiones de la que ha habido. Para ello, en un modelo de sanidad descentralizada como el español, se deben articular los mecanismos de cohesión necesarios para hacer frente a situaciones de crisis, potenciando y tecnificando la figura del Consejo Interterritorial y de las Agencias de Salud Pública.
En esta nueva realidad de crisis sanitaria por virus emergentes, se deben a su vez fomentar y protocolizar a nivel mundial los acuerdos colaborativos entre los estados con la Industria Farmacéutica y la de Medical Devices, para garantizar la equidad entre países de acceso a fármacos y dispositivos.
¿Cómo deben reenfocar los Directivos de la Salud su labor en la gestión sanitaria desde ahora?
Con paciencia, la fase que encaramos tras la fase aguda y en ausencia de vacuna, requiere de unos protocolos de prevención de contagio en centros sanitarios muy exhaustivos. Ello va a impactar en la eficiencia y por tanto en los resultados de actividad, así como en la percepción de los centros sanitarios como espacios menos amigables.
Ante la posibilidad de un rebrote o futuras crisis, los centros sanitarios deben tener protocolizado un plan de contingencia que aglutine protocolos de reorganización de RRHH, aprovisionamiento de EPI’s y dispositivos médicos, de reorganización de circuitos y de traslado de pacientes a otros centros.
¿Qué medidas cree que se deben adoptar a medio-largo plazo para conseguir un sistema sanitario sólido, foco de calidad y eficiencia?
Los problemas que ya existían en el sistema sanitario, se han hecho aún más patentes en esta crisis por el Covid-19. Es fundamental incrementar la financiación sanitaria pública, como mínimo al nivel del resto de países de nuestro entorno e idealmente, en el orden de 2 puntos del PIB según los expertos. Se debe acometer un plan para mejorar las condiciones laborales de nuestros profesionales, con objeto de anular la precariedad contractual y salarial, y alinearnos de nuevo con los países de nuestro entorno. Se debe seguir en la senda de fórmulas colaborativas público-privado enfocadas a la eficiencia y economías de escala, y sin menoscabo de la calidad y de la satisfacción de los profesionales y pacientes. Se debe seguir avanzando en portales de transparencia, publicando indicadores y resultados en salud. Finalmente, debe existir una historia clínica única interoperable que permita la continuidad asistencial a los pacientes con independencia de los diferentes niveles asistenciales y de si las instituciones son públicas o privadas, para evitar duplicidades e ineficiencias.