¿Qué podemos aprender de la gestión de la pandemia?
De la pandemia hemos podido sacar muchas conclusiones que nos tienen que servir de mejora a todos los niveles, tanto en lo público como en lo privado. Entre ellas, trabajar en un modelo sostenible a largo plazo para dotar de los recursos materiales para que nuestros profesionales sanitarios puedan acometer situaciones de crisis sanitarias como la que hemos vivido. Hemos presenciado grandes esfuerzos y muestras de solidaridad de los profesionales para poder suplir carencias derivadas de un sistema sanitario deficiente en infraestructuras, equipamiento, en definitiva, en inversión.
También hemos aprendido que una crisis sanitaria puede ir conectada a un gran crisis social y económica, siendo el sistema sanitario el pilar fundamental del sostenimiento y evolución de la sociedad.
¿Cómo deben reenfocar los Directivos de la Salud su labor en la gestión sanitaria desde ahora?
Los Directivos de la Salud tenemos que trabajar en la implantación y mejora de los planes de continuidad de las organizaciones, preparando a cada institución pública o privada en la detección de los riesgos a corto, medio y largo plazo, mediante el establecimiento, supervisión y mejora continua de un sistema de gestión que proteja a las personas y a los bienes de la organización de incidentes disruptivos, minimizando al máximo el impacto que éstos pueden causar.
Las personas tienen que ser la parte fundamental de la gestión, por lo que los Directivos tenemos que promover el liderazgo que cree un entorno de trabajo adecuado que, a su vez permita la participación en la mejora de los sistemas de gestión.
¿Qué medidas cree que se deben adoptar a medio-largo plazo para conseguir un sistema sanitario sólido, foco de calidad y eficiencia?
Desde mi punto de vista, una de las principales y prioritarias, es dotar de más recursos económicos destinados a la innovación e industrialización de nuestro sistema sanitario en su conjunto. En esta pandemia, hemos podido ver que la dependencia del exterior para disponer materiales sanitarios y para la fabricación de medicamentos es muy elevada, lo que nos lleva a tener menor capacidad de reacción ante adversidades como las que hemos sufrido. Para ello, tiene que haber una estabilidad en la política sanitaria, que sea duradera y transmita confianza a los inversores para apostar no sólo por la por la I+D+i, sino también por la industrialización como complemento a la fortaleza que tiene que tener un sistema sanitario para una rápida respuesta a situaciones críticas. Dicha combinación, nos hará retener a los mejores profesionales y disponer de los recursos materiales necesarios para una rápida respuesta.
Para todo ello, no debemos olvidarnos de lo que nos ofrece el avance de las nuevas tecnologías como uno de los ejes sobre los que sustentar el cambio, aspecto que aportará eficiencia en el nivel asistencial en condiciones óptimas para los profesionales sanitarios, poniendo siempre el foco en el paciente.