Madrid, 10 de julio de 2020.- ¿Va a afectar la crisis ocasionada por el Covid-19 en la forma de trabajar o seguirán los sistemas sanitarios en islas informativas? ¿Cuáles son las prioridades en la implementación de Técnicas de la Información y la Comunicación (TIC) en la actualidad? ¿Y en concreto para profesionales sanitarios y pacientes? Éstas son algunas cuestiones que se han planteado durante el Encuentro Digital Las TIC en el sector sanitario tras el Covid-19, organizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) en el marco del Proyecto Colaborativo SEDISA para la Investigación sobre la Gestión del Covid-19 (INGESCOV). En palabras de Miguel Ángel Máñez, de la Unidad de Desarrollo Profesional y Gestion del Conocimiento del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y coordinador y moderador del Encuentro, “las TIC suponen un entorno muy complejo, tanto por los procesos tecnológicos como por su integración con el proceso asistencial, lo que conlleva que su implementación global sea muy complicada”.
No hay duda de que la crisis sanitaria ha planteado dos oportunidades en torno a las TIC: ha puesto de manifiesto qué aspectos o procesos asistenciales son fundamentales y la capacidad de atender pacientes que se tiene a través de la consulta no presencial. No obstante, para Juan Torres, Jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Leonor-Virgen de la Torre de Madrid, “la sensación es que la tendencia es volver a la situación previa, lo que es un importante error estratégico. Las TIC deben implementarse en estructuras transversales diseñadas para la asistencia, centradas en el paciente y que aporten información a tiempo real”.
Es lo que se ha planteado el Servicio de Salud del Principado de Asturias. En este sentido, el Principado de Asturias es la comunidad autónoma con mayor tasa de envejecimiento y dependencia, a lo que se suma la dispersión poblacional, lo que obligó a una actuación rápida y coordinada con los servicios sociosanitarios. “En lo que respecta a TIC, lo primero fue la implementación de herramientas para el teletrabajo de los profesionales, con una inversión en recursos y la reorganización necesaria de las funciones”, explica Elena Llorente Fernández, Directora General de Calidad, Transformación y Gestión del Conocimiento de la Consejería de Salud del Principado de Asturias. “Asimismo, trabajamos para que el Servicio de Vigilancia Epidemiológica tuviera cuanto antes la información sobre detección de casos, ampliamos la cartera de servicios con acceso a pruebas de diagnóstico y PCR tanto en Atención Especializada como en Atención Primaria, aumentamos el número de laboratorios clínicos hasta cuatro, con acceso también a la historia clínica, estandarizamos el uso de la telemedicina e implementamos de forma generalizada la receta electrónica en primaria y hospitales”.
En la vuelta a la normalidad asistencial y aprovechando lo que se ha avanzado en este sentido, Asturias está trabajando en diferentes líneas TIC, como la creación de una red de videoconferencia para el trabajo colaborativo entre profesionales con regulación normativa, el desarrollo de una aplicación de gestión de Vigilancia Epidemiológica, la operatividad entre la historia clínica electrónica y la historia sociosanitaria, el estudio de qué actividades asistenciales encajan con la teleasistencia, un sistema informático único de laboratorio que haga posible la comunicación efectiva entre los profesionales de las diferentes áreas sanitarias con base de datos única y la creación de un cuadro de mando de indicadores de poder hacer seguimiento y monitorización.
Respecto a la Atención Primaria, María Ángeles Medina, médico de Atención Primaria y Presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, hace hincapié en la importancia de tener cubiertas lo que considera necesidades básicas y dotar a los profesionales de la tecnología necesaria para poder implementar la teleasistencia. “Es necesario que la continuidad asistencial sea una realidad y que el paciente deje de ser el mensajero entre procesos asistenciales, que haya aplicaciones integradas en la historia clínica y que el paciente pueda tener acceso a su información clínica, descargarse un parte de baja, etcétera”, explica María Ángeles Medina y hace hincapié en la importancia de que el acceso a la tecnología sea equitativa: “Existe mucha variabilidad en el acceso a la tecnología por parte de los pacientes. Ésta no puede ser un motivo de inequidad”.
Para Daniel Royo, Paciente Experto, “el sistema sanitario está perdiendo una oportunidad de atender mejor a los pacientes y ser más eficiente incluyendo en los procesos asistenciales herramientas tecnológicas”. Según explica, en el caso de la diabetes existe una gran implementación de los wearables: “En el caso de la diabetes tipo 1, se estima que en edad pediátrica el 100% de los pacientes utiliza wearables, mientras que desde un punto de vista global la mitad de los pacientes utiliza la monitorización continua de la glucemia”. Sin embargo, el uso es ineficiente, “dado que la información que produce esta monitorización no se vuelca en la historia clínica”.
TIC y Ciberseguridad, un reto
Si bien la seguridad de los datos de salud es fundamental, según Juan Carlos Muria, Director del Sector Salud de S2 Grupo, “no podemos decir que no al uso de TIC en salud sino dar respuestas y prevenir los riesgos en la seguridad, hasta el punto de que la Ciberseguridad debe ser parte de la cultura de la Seguridad del Paciente”. Para ello, este experto incide en la importancia de que las Organizaciones Sanitarias cuenten en sus comités de dirección con el responsable del área de Sistemas para que “se tomen medidas de prevención y detección de ataques antes de que éstos se extiendan y las TIC formen parte de la estrategia de las Organizaciones Sanitarias”.
En este sentido, aunque los equipos directivos cada vez son más conscientes de la importancia de la implementación de las TIC en los procesos asistenciales y en la gestión sanitaria, “aún falta concienciación sobre la importancia de trabajar en un marco de Ciberseguridad frente a amenazas cada vez más sofisticadas y muy dirigidas”, concluye.