Julio Ancochea. Jefe de Servicio de Neumología del Hospital Universitario La Princesa

Isabel Chacón. Directora Técnica y de Comunicación de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA)
8 abril, 2020
Marcos Hernández Pereña. MIR de 4º Año de Medicina Preventiva y Salud Pública. UD MPYSP de Cantabria. Alumno del Máster Universitario de Gestión y Planificación Sanitaria de la Fundación SEDISA
8 abril, 2020

Los neumólogos somos especialistas muy expuestos, en primera línea en el manejo de los pacientes COVID (+) con neumonía bilateral e insuficiencia respiratoria. Técnicas neumológicas habituales como la fibrobroncoscopia, la ventilación mecánica no invasora, etcétera, hacen que esa exposición sea aún mayor. En nuestro Servicio de Neumología 11 facultativos (más del 50% de la plantilla) han sido contagiados por el COVID-19, si bien algunos ya se han reincorporado o estamos en fase de reincorporación.

Trabajamos de manera muy coordinada con todos los Servicios del Hospital y, en particular, con Urgencias, Medicina Interna, Cuidados Intensivos y Anestesia-Reanimación. “Es destacable este esfuerzo coordinado, este trabajo en equipo, esa tarea colectiva y compartida”.

Es muy relevante el papel del neumólogo en el manejo del paciente grave y en la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCRI), Unidad que crece día a día, y en la que manejamos pacientes semicríticos, pacientes sometidos a ventilación mecánica, enfermos extubados, traqueotomizados, en íntima conexión con Cuidados Intensivos.

La pandemia del COVID-19 está poniendo a prueba a nuestra sociedad y a nosotros mismos, a todos y cada uno de nosotros. Es el reto más grande al que nos hemos enfrentado y ello ha exigido respuestas inmediatas ante situaciones de gran complejidad. Todo ello nos exige dar lo mejor de nosotros mismos, si bien nos acompaña a menudo una cierta sensación de incapacidad e impotencia.

No hay una receta mágica, no hay una respuesta definitiva sobre qué deberíamos hacer en el ámbito de la gestión sanitaria y político-sanitaria. Pero no cabe duda de que las decisiones que se tomen deben sustentarse en el conocimiento científico, en comités de auténticos expertos independientes y despolitizados de valía contrastada, en una gestión político-sanitaria basada en la transparencia, el conocimiento, el rigor, la humanización y los principios éticos.

La unión y generosidad de los diferentes servicios y profesionales nos hará más fuertes. El “orgullo” de pertenecer a un colectivo que se está dejando la piel, todos juntos, dando la cara y trabajando de forma coordinada. La pandemia nos ha hecho mejores personas.

Es necesario rodearnos de auténticos expertos que gestionen el conocimiento y la incertidumbre y ¨nunca bajar la guardia”. Jamás descapitalizar la Sanidad Pública. Dar a la Salud Pública y a la Prevención el papel esencial que le corresponde, dotándola de los recursos necesarios.