José Ramón Luis-Yagüe. Director de Relaciones con las CC.AA. de Farmaindustria

Rafael López Iglesias. Ex-Gerente Regional de SACYL (Sanidad de Castilla y León)
8 abril, 2020
Editorial. Por Joaquín Estévez Lucas. Presidente de SEDISA y Fundación SEDISA
8 abril, 2020

Todos nos hemos visto concernidos ante la epidemia de coronavirus que estamos viviendo. Cada uno desde nuestro puesto de trabajo o nuestra responsabilidad. Los profesionales sanitarios y gestores han respondido con una solo voz: ¿Qué hay que hacer? Y se han puesto a ello, a atender a los pacientes afectados por la epidemia, muchas veces sin apenas medios de protección personal. Buena prueba de ello son los casi 12.000 profesionales sanitarios contagiados por el SARS-CoV-2. Lo mismo han hecho los ciudadanos, “quedándose en casa”, u otros muchos sectores y profesionales. Todos hemos respondido al unísono. Nadie se ha puesto de perfil.

En la industria farmacéutica hemos redoblado nuestros esfuerzos en dos sentidos: incrementando hasta el máximo la capacidad de producción y distribución de medicamentos, especialmente los críticos, los de utilización en las UCIs, y poniendo el mejor talento investigador y ofreciendo la máxima colaboración a las administraciones e investigadores, en la búsqueda de un tratamiento efectivo y una vacuna. Actualmente hay más de 20 vacunas y 30 medicamentos frente al COVID-19, en distintas fases de investigación y desarrollo. Confiemos en que alcancemos el objetivo deseado en el menor tiempo posible.

Cuando esto acabe, que esperemos sea lo antes posible, será el momento de sacar las conclusiones de la experiencia vivida. No obstante, me atrevo a apuntar ya algunas:

  • Necesitamos mejorar la dotación en medios económicos y estructurales de nuestros SNS. En esta situación de “estrés” por la epidemia el SNS ha dado muestras de debilidades que ya venían anunciándose desde diferentes sectores, que hay que corregir. Debe destinarse a sanidad al menos un 7% del PIB, para situarnos en la media de los países de nuestro entorno.
  • Hay que revisar las dotaciones y las necesidades de profesionales sanitarios en el SNS, y mejorar sus condiciones laborales, retributivas y de retención de talento. Además, hay que optimizar la capacidad de formación especializada.
  • Igualmente hay que reforzar las capacidades del SNS en salud pública, mejorando sus dotaciones e infraestructuras. Es más que probable que tengamos nuevas oleadas epidémicas y la experiencia de esta nos debe servir para habrá que afrontarlas con las mayores garantías de éxito posibles.
  • Hay que cuidar, proteger y reforzar a nuestro tejido industrial farmacéutico y de productos sanitarios. Los medicamentos son bienes de primera necesidad que incorporan investigación y tecnología de vanguardia. Invertir en sanidad y valorar la aportación económica y en salud de la industria farmacéutica son factores clave para la recuperación tras esta crisis y para la prosperidad futura de nuestro país.