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Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca, cuenta con diversos posgrados en el ámbito de la gestión y la función directiva, como el Máster de Dirección del Instituto de Directivos de Empresas y Máster en Dirección de Instituciones Sanitarias. Su trayectoria profesional ha estado muy centrada en el ámbito de la gestión sanitaria, desempeñando diferentes cargos y funciones directivas, entre los que destacan la dirección de las Clínicas Quirón de San Sebastián y Bilbao, del Hospital de Ntra. Sra. de Aránzazu de San Sebastián del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y del Hospital Universitario Puerta de Hierro. En la actualidad, trabaja en la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

Es Presidente Fundador de la Sociedad Española de Directivos de la Salud desde 2004 y Presidente Fundador de la Fundación SEDISA desde 2008.

¿Cómo valora la trayectoria de la Sociedad durante estos 15 años? ¿Y de la Fundación?

SEDISA ha crecido exponencialmente desde su creación, tanto cuantitativamente, en número de socios y de actividades y proyectos, como cualitativamente, con más aportación de valor a los socios y más aportación de valor y conocimiento a la gestión sanitaria y en el sector salud en general, a través de documentos, foros y encuentros, análisis, informes, etcétera, así como con una mayor participación de directivos en foros científicos de otras entidades.

En cuanto a la Fundación, puesta en marcha hace 10 años con un enfoque centrado en la formación, ha posicionado el Master Universitario en Gestión y Planificación Sanitaria como el mejor programa en esta área, con un gran éxito en cuanto a número de alumnos, valoración del equipo docente, etcétera.

¿Cómo ve la gestión sanitaria actualmente? ¿Cuáles considera que son sus mayores retos? ¿Cómo podrían solucionarse?

Hablar del futuro es hablar de los puntos cambiantes en el presente, que deberán impulsar el cambio en un futuro inmediato. El análisis y la búsqueda y priorización de soluciones a los retos sanitarios promoverán la calidad y la eficiencia en un sistema que vive una crisis de sostenibilidad, acompañada de la necesidad de evaluación de resultados.

En esta línea, la gestión sanitaria es la herramienta válida para construir y planificar el futuro. La gestión sanitaria también salva vidas y este logro -tanto en lo literal como en lo metafórico- pasa por aportar evidencia a través de las siguientes claves: la transformación del sistema para atender la cronicidad, el cambio de paradigma de una sanidad sostenible, la necesidad de la evolución en el modelo de financiación, la evaluación y los resultados, el acceso a la innovación, los nuevos modelos de gestión, la implementación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, la participación de los profesionales sanitarios en la gestión, la participación de los pacientes y ciudadanos y la necesidad de nuevos directivos, que lideren la evolución y transformación del sistema sanitario, aportando profesionalización, calidad y eficiencia a la gestión sanitaria.

Diez claves que pasan, asimismo, por el análisis de las mismas en el marco de los cinco pilares que conforman la infraestructura sobre la que se construye la estructura de la sanidad y de la salud: los políticos, los gestores, los profesionales, la sociedad y la industria. Solo así aportamos la evidencia que requiere la gestión.

Desde SEDISA apostamos por la profesionalización de la gestión sanitaria, ¿considera que es un factor del que el sector y la sociedad en general no están suficientemente concienciados?

La profesionalización de los directivos de la salud es más necesaria que nunca, de forma que debe ser la principal arma para hacer frente a los retos más importantes que presenta el sistema sanitario en su desarrollo evolutivo, como la introducción de la innovación, algo que provoca dificultades desde el punto de vista de la financiación y de la solvencia económica, la implantación de la evaluación y los resultados en salud, la gestión de los recursos humanos, la puesta en marcha de alianzas estratégicas con otros actores del sistema, la participación de los ciudadanos y de los pacientes en la gestión del sistema, etcétera.

En los últimos años, el trabajo de nuestra Sociedad ha “instalado” en todo el sector la importancia que tiene la profesionalización de los directivos de la gestión. No obstante, por una parte, es necesario que las comunidades autónomas, tal y como se recoge en el Manifiesto SEDISA por la Profesionalización, desarrollen un sistema de profesionalización de los directivos de la salud desde un punto de vista estratégico, real y adaptado a la idiosincrasia de su realidad sanitaria, pero siempre desde la despolitización de los nombramientos y ceses, profesionalizando el sistema de selección y el desarrollo de la carrera profesional, y enfocando hacia el que debe ser el objetivo principal: la obtención de una gestión sanitaria de calidad, que aporte excelencia asistencial a los ciudadanos y sostenibilidad al sistema.

Por otra parte, el mensaje debemos transmitirlo también a la sociedad en general. Si un paciente nunca se arriesgaría a una operación a corazón abierto con un cirujano cardiaco sin experiencia, no debería admitir que su hospital lo dirija un directivo sin experiencia en gestión.

¿Qué proyección visualiza en el futuro para SEDISA? ¿Y para los directivos de la salud?

La historia de SEDISA sigue pasando por construir una Sociedad integradora y multidisciplinar, con agrupaciones territoriales fuertes, que hagan fuerte a la Sociedad en general, con grupos de trabajo que impulsen y eleven la investigación y el conocimiento en gestión sanitaria, con socios satisfechos e identificados con la Sociedad y participativos, con la colaboración y participación de profesionales sanitarios y entidades del ámbito asistencial y de la clínica, con el logro de ubicar al directivo de la salud en el lugar que debe tener y con el reconocimiento sanitario y social que se merece, dando pasos y avanzando en la profesionalización de los directivos y de la gestión sanitaria y con el avance en el relevo generacional de los directivos de la salud, en el que las mujeres tengan las mismas oportunidades.

Respecto a los directivos de la salud, necesitamos profesionales formados, con habilidades emocionales y de comunicación, liderazgo, creatividad e innovación, adaptación al cambio, visión de futuro, capacidad de síntesis y flexibilidad, con formación específica inicial y continuada, siempre reglada, basada en la experiencia por niveles. Esta formación debe incluir conocimientos en disciplinas básicas, en especial la capacidad de análisis e interpretación de la información. Todo ello con comportamiento ejemplarizante y el compromiso ético de tener al paciente en el centro de la gestión.

En definitiva, sin directivos capaces de liderar organizaciones, la gestión de las mismas y a tan cualificado colectivo de profesionales sanitarios, el sistema no funciona. Ese liderazgo mejora la calidad y la eficiencia.