Entrevista con Carlos Moreno Sánchez

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Casi 30 años de dedicación laboral vinculada a las Administraciones Sanitarias marcan la trayectoria profesional de Carlos Moreno Sánchez. Junto al cargo de Director General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ha pasado por diferentes funciones y labores en la gestión sanitaria, como la dirección de Gestión y Servicios Generales en la Gerencia de Atención Primaria de Ávila, subdirección de Gestión de Recursos Humanos y Servicios Generales en el Hospital de Móstoles, dirección de Gestión y Servicios Generales en la Gerencia de Atención Primaria Área 7 de Madrid, subdirección de Recursos Humanos de la Fundación Hospital Alcorcón y dirección de Recursos Humanos del Hospital Universitario Infanta Sofía.

Desde su experiencia, marca tres retos como más relevantes para el sistema sanitario en nuestro país: la financiación del Sistema Nacional de Salud (SNS) desde parámetros de sostenibilidad, la gestión de personas en los centros del SNS y la incorporación de nuevas tecnologías, sobre todo desde el punto de vista de la gestión de la información. Y en relación a la profesionalización de los directivos de la salud y en el marco del impulso por parte de SEDISA del Desarrollo Profesional Continuado del directivo de la salud, valora el proyecto como positivo, como un paso hacia la sistematización de la profesionalización en todo el SNS.

 

Pregunta:           En el marco de su formación y carrera profesional, ¿cómo pasó de la Licenciatura de Derecho a la formación en Administración Sanitaria?

Respuesta:         Una vez finalizada la carrera y obtenido el título, mi idea era preparar oposiciones y me puse a ello, ganando las oposiciones de la convocatoria de la primera promoción del Grupo Técnico de la Función administrativa de Instituciones Sanitarias del extinto INSALUD. Ello sucedió en el verano de 1989 y, desde entonces, he estado vinculado a las Administraciones Sanitarias.

P.:          ¿Puede destacar 1-2 retos más importantes de su función durante los casi 30 años de trayectoria?

R.:          Destacaría la gestión de las obras de cuatro centros de salud, dentro del Área de Atención Primaria de la que fui Director de Gestión en Madrid, dentro del Plan TOP 50 de la Comunidad de Madrid, de renovación y construcción de nueva planta de centros de salud: Paseo de Extremadura, Caramuel, C.S. Illescas, C.S. Justicia, Palma Norte, C.S. Tribulete – Mercado de San Fernando,  o C.S. Lucero y la apertura y puesta en marcha de un nuevo centro hospitalario como fue el caso del Hospital Universitario Infanta Sofía, último centro sanitario en el que estuve al frente de la Dirección de Gestión de  Recursos Humanos.

P.:          Desde su experiencia en estos años, ¿cuál cree que son los retos más relevantes en el presente y futuro para el sistema sanitario en nuestro país?

R.:          Señalaría tres: la financiación del Sistema Nacional de Salud (SNS) desde parámetros de sostenibilidad, la gestión de personas en los centros del SNS (todo lo que tenga que ver con la empleabilidad de profesionales, sus condiciones de trabajo, su formación, su estabilidad en el empleo) y la incorporación de nuevas tecnologías, sobre todo desde el punto de vista de la gestión de la información, es decir, en el marco del Big Data.

En el caso de la ordenación profesional, hacer hincapié en la formación de nuestros profesionales, la adecuación de sus competencias a las necesidades del SNS, la coordinación de la organización de la formación universitaria y profesional, con las condiciones profesionales de acceso al desempeño de las profesiones sanitarias. La implementación del modelo de formación especializada troncal y el correcto uso de las herramientas de las que nos hemos dotado para la mayor cualificación y reconocimiento de nuestros profesionales (los Diplomas de Acreditación).

P.:          En cuanto a los directivos de la salud, se han llevado a cabo algunas iniciativas autonómicas a favor de la profesionalización. ¿Puede valorarlas?

R.:          La valoración es positiva, pues cualquier intento de mejora de la calidad y cualificación de los profesionales de la gestión de algo tan complejo como son los servicios sanitarios, debe ser una iniciativa aplaudida, aunque si estamos hablando de SNS deberíamos impulsar medidas coordinadas y homogéneas para la consecución de este objetivo en todo el territorio nacional.

P.:          En este marco, ¿hacia dónde se debe seguir trabajando? ¿Cuáles deben ser las grandes líneas en las que trabajar para conseguir la profesionalización de los directivos de una forma sistematizada en todo el país?

R.:          Tenemos herramientas. Una de ellas, desde el punto de vista de la cualificación y el reconocimiento objetivo, son los Diplomas de Acreditación o acreditación avanzada regulados por el RD 639/2015, que pueden permitir la objetividad en el reconocimiento de la cualificación de los profesionales de la Dirección. En Francia, por ejemplo, tienen realmente muy estructurado el acceso a puestos de Dirección de Hospitales, a través de un programa formativo muy exigente en la Escuela Nacional de Administración, que establece los estándares de profesionalización y diseña un itinerario profesional según cualificación y experiencia para sus directivos de la salud. España debería trabajar en algo parecido y, en este sentido, ya hemos mantenido alguna conversación al respecto con el director del Instituto de salud Carlos III y la Escuela Nacional de Sanidad.

P.:          Uno de los problemas a los que se enfrentan los directivos de la salud en nuestro país es la falta de maniobra y flexibilidad para poder gestionar y retener el talento de los profesionales sanitarios y motivarles hacia la calidad y eficiencia. ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Qué se puede hacer?

R.:          Efectivamente es un inconveniente de nuestro magnífico sistema sanitario, pero también es pieza clave de su éxito. Los responsables franceses se muestran muy interesados en conocer cómo es posible que destinando ellos unos 180.000 millones de euros y nosotros 67.000 (un poco más de 1/3), aun descontando la diferencia poblacional, obtengamos significativos mejores resultados en salud y eficiencia. Las razones pueden ser varias: preparación, organización, calidad de centros y excelencia profesional, mejor gestión de aprovisionamiento, etcétera, pero la fundamental estriba en el diferencial de retribuciones entre nuestros profesionales y los suyos (que superan en tres veces de promedio los ingresos por su actividad respecto a la situación en España). Este es un factor que facilita la sostenibilidad del SNS, aunque también le penaliza en cuanto a los instrumentos de retención de talento con los que puedan jugar los directivos de centros e instituciones. No solo hablamos de retribuciones, sino que debemos ser lo suficientemente inteligentes como para promover regulaciones que introduzcan mayor grado de flexibilidad, en la aplicación e interpretación del entorno jurídico, de manera que se facilite incentivar la permanencia del talento.

P.:          En relación a este tema, la actualidad requiere de directivos líderes que se impliquen en la formación de los profesionales sanitarios desde el punto de vista estratégico de la organización que dirigen. En este sentido, en tiempos de cambios en la formación de especialistas, con lo sucedido con la troncalidad, ¿cree que una sociedad como SEDISA puede ser útil en el debate sobre la formación de nuestros profesionales clínicos?

R.:          No solo es útil sino necesaria, en un ámbito en el que la formación continuada, el perfeccionamiento y la continua necesidad de estar al día debe ser una política de gestión de personas fundamental. También en la formación de especialistas, aunque en ese ámbito, gracias al diseño de la FSE en España, tienen más importancia los pares: los tutores que los directivos de las instituciones en las que se forman, aunque también ellos deben implicarse, ya que ellos son los responsables de promover y mantener las condiciones que permiten cumplir y mantener el cumplimiento de los requisitos de acreditación para la docencia MIR de las unidades docentes que así llegan a la acreditación.

P.:          Desde SEDISA se va a desarrollar el Desarrollo Profesional Continuado del directivo de la salud, con el fin de definir capacidades, conocimientos y habilidades y consensuarlas, tratar de definir itinerarios profesionales según el gran número de perfiles directivos que existen en el sistema y crear un sistema de acreditación. ¿Cómo valora una iniciativa de este tipo?

R.:          No podemos sino valorarla adecuadamente. Es una iniciativa que debemos seguir y exigir respecto de las profesiones sanitarias, porque así lo prevé la LOPS y lo recomienda en su artículo 22 la Directiva de Cualificaciones Profesionales. Sin embargo, debe recordarse que la cualificación de directivo sanitario no es ni creemos que deba ser una profesión sanitaria. Hay posiciones que no exigen esa condición para el acceso, ni es necesario que se ostente. No obstante, un proceso de recertificación que acredite periódicamente y, voluntaria u obligatoriamente, que se mantengan actualizadas las competencias para el ejercicio profesional en este ámbito no puede ser negativo, sino todo lo contrario.

P.:          En su opinión, ¿qué capacidades y habilidades debe tener un directivo de la salud?

R.:          Seguramente es imprescindible que un directivo sanitario cuente con las siguientes competencias y habilidades: disponer de la necesaria cualificación profesional en la gestión o management empresarial con preparación específica en gestión de centros y establecimientos sanitarios, acreditar dotes de liderazgo así como  gran capacidad de diálogo y conocimiento de técnicas de negociación, capacidad de innovación e iniciativa, técnicas y metodología que le permitan conformar correctamente el proceso de toma de decisiones, experiencia y desarrollo profesional acreditado.

P.:          En la actualidad, a pesar de la importancia que tiene la gestión sanitaria para el clínico, no existe ningún contenido en los estudios de Medicina ni en la formación especializada sobre esta área. ¿Sería viable incluirlo? ¿Cómo lo valoraría?

R.:          Sería conveniente incluirlo, con total seguridad, aunque no solo en Medicina. También en otras titulaciones de contenido o que dan acceso a profesiones sanitarias (Enfermería, Farmacia, Fisioterapia, Odontología…) y no sanitarias (ADE, Ciencias Empresariales, Ciencias Económicas, Derecho, Psicología…). Para incluir estas materias en el curriculum académico, no solo cuenta la opinión de los responsables de la administración sanitaria, sino que debemos contar con el concurso de la administración y autoridad educativas. Siendo conscientes que en España nos encontramos en un estado descentralizado (lo que presenta ventajas y también alguna dificultad), y que en la Universidad española contamos con un segundo nivel de autonomía que es, precisamente, la Autonomía universitaria.