Madrid, 26 de septiembre de 2016.- El 25% de las personas en España padecerá a lo largo de su vida un trastorno mental, lo que supone un enorme sufrimiento personal y familiar y una gran carga socioeconómica. “Las enfermedades del cerebro suponen en Europa, además del coste personal y familiar y carga y sufrimientos asociados, más de 790.000 millones de euros al año”, explica el doctor Celso Arango, Director Científico del CIBERSAM (Centro de Investigación en Salud Mental), Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y Presidente del Tronco de Psiquiatría del Ministerio de Sanidad. “Para disminuir este coste y mejorar la calidad de vida de los pacientes son necesarias, entre otras actuaciones, planes de continuidad de cuidados, una buena formación de los profesionales sanitarios de Atención Primaria, una estrecha colaboración con otro tipo de servicios, como los educativos, los sociales y los judiciales, instauración de medidas preventivas que han demostrado ser coste-eficientes, desarrollar la asistencia a población infanto-juvenil y una mayor inversión”. De hecho, el doctor Arango explica que el porcentaje de gasto sanitario en salud mental en España es muy inferior al de la media europea: “En España se invierten 5,5 euros por cada 100 euros de gasto sanitario, mientras que la media europea es de más de 7 euros y en los países nórdicos más de 10, algo que ocurre, en parte, porque los especialistas en Salud Mental no hemos transmitido bien a los gestores que los tratamientos e intervenciones psiquiátricas son tan eficaces y eficientes como en otros tipos de patologías”.
Con el objetivo de analizar la situación actual y las perspectivas de futuro en la calidad asistencial de las personas con alguna patología mental, dar a conocer proyectos de éxito en el marco de la gestión sanitaria y conocer las tendencias y retos presentes y futuros en Salud Mental desde la perspectiva de los directivos de la salud, hoy se ha celebrado en Madrid el Foro SEDISA sobre CALIDAD Y SOSTENIBILIDAD. Retos asistenciales en Salud Mental, en el que se han dado cita, entre otros profesionales, psiquiatras, coordinadores de Salud Mental de las comunidades autónomas, gerentes de hospital y otros directivos de la salud de toda España. Durante el Foro, organizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), con la colaboración de Otsuka y Lundbeck, se ha revisado la situación actual de la Salud Mental en España y se ha debatido sobre el papel de la detección precoz y del paciente experto, la optimización de recursos, la importancia de la continuidad asistencial y la integración sociosanitaria y el acceso a la innovación.
En palabras del coordinador del Foro, el doctor Carlos Mur, Director Gerente del Hospital Universitario de Fuenlabrada de Madrid y Coordinador Científico de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, “entre las prioridades asistenciales más importantes, destacan garantizar la transición en el proceso asistencial de la edad infantojuvenil a la edad adulta, la creación de recursos específicos para patologías emergentes, como las adicciones digitales o el trastorno límite de personalidad, el desarrollo de la cartera de servicios en Atención Primaria, la implantación de las herramientas tecnológicas y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la disminución de la variabilidad diagnóstica y terapéutica y el desarrollo de programas específicos para atención de las adicciones y la patología dual”. A partir del debate y conclusiones del encuentro, se elaborará una hoja de ruta que refleje la situación de la atención sanitaria a los pacientes con patología mental, así como las claves para una gestión sanitaria que aporte calidad y contribuya a la sostenibilidad del Sistema Sanitario.
Tanto el doctor Arango como el doctor Mur, entre los objetivos cumplidos, coinciden en destacar que la armonización e integración del proceso asistencial de las enfermedades psiquiátricas en el proceso asistencial normal y en los hospitales generales ha ayudado en gran medida a la desestigmatización de este tipo de patologías. “El reconocimiento de las enfermedades mentales como una parte más de la medicina y la aportación de las nuevas terapias e intervenciones psicoterapéuticas con evidencia demostrada han hecho posible vaciar prácticamente los centros de larga estancia, siendo el tratamiento ambulatorio en la inmensa mayoría de los casos, lo que conlleva una mayor integración social de los afectados”, añade el doctor Arango. Aunque identifica también que hay asignaturas pendientes como el acceso al empleo por parte de personas con trastorno mental.
Durante el Foro, se ha contado con la perspectiva de los pacientes y, en este sentido, Nel González Zapico, presidente de la Confederación Nacional de Salud Mental, explica que “aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, todavía queda camino para lograr que la atención a las personas con trastorno mental grave esté enfocada a la recuperación y para que las intervenciones tengan un enfoque verdaderamente comunitario”. Para que esta atención sea lo más adecuada posible, la Confederación Nacional de Salud Mental, en palabras de su presidente “propone que la Cartera de Servicios Básica del Sistema Nacional de Salud incluya cuatro medidas terapéuticas: planes individualizados de atención, equipos de intervención familiar, apoyo domiciliario y equipos multidisciplinares”.
Prioridades y #RetosSaludMental
La Salud Mental tiene dos vías para el optimismo, según el doctor Carlos Mur: “Nunca en la historia de la Psiquiatría hemos contado con el conocimiento actual de las enfermedades psiquiátricas y de los medicamentos y, frente a otro tipo de patologías, cuenta con una buena integración sociosanitaria”. Así, el modelo de atención comunitaria de Salud Mental ha creado, según este experto, un espacio sociosanitario óptimo que ha sabido aprovechar los beneficios y oportunidades de las Estrategias de Pacientes Crónicos. “Además, -añade- la implicación cada vez más importante de Enfermería, con el gestor de casos, y de Trabajo Social ha hecho más eficiente dicho modelo de atención comunitaria en línea con la integración sociosanitaria y una buena continuidad asistencial”.
Un ejemplo de ello es la coordinación que se da en la Comunidad Madrid al respecto, donde los psiquiatras de la Red de Salud Mental son los que deciden el uso de los servicios sociales en cada paciente.
Una prioridad fundamental en Salud Mental viene dada por la variabilidad existente entre especialistas en el diagnóstico y tratamientos. “Es necesario hacer mayor hincapié en la formación continuada en relación con los protocolos de diagnóstico y tratamientos, con el fin de procurar al paciente una mayor equidad en la calidad del servicio asistencial”, hace hincapié el doctor Carlos Mur. Esta variabilidad está presente también en la falta de cohesión de los indicadores de los procesos asistenciales, lo que complica el uso de resultados en salud en esta área. En este sentido, si bien existen indicadores como la salud física del paciente psiquiátrico complejo, la calidad de vida, la esperanza de vida, la reinserción laboral y la rehabilitación cognitiva, en la actualidad se requiere, en palabras del doctor Mur, “desarrollar indicadores para determinar y valorar la funcionalidad de los pacientes desde un punto de vista global”.
Pero esta coordinación asistencial no es óptima si, a su vez, no se le da a la Salud Mental un lugar más prioritario en el sistema sanitario. “Es el caso, por ejemplo, de la falta de presencia de los trastornos mentales en los planes para la reducción de listas de espera, algo fundamental teniendo en cuenta que hablamos de listas de espera en hospitales de día para jóvenes con riesgo de suicidio o en el diagnóstico de autismo o psicosis, trastornos en los que se ha demostrado que su detección y tratamiento tempranos mejoran la evolución de la enfermedad y disminuye la tasa de cronificación, lo que, junto a la mejoría de calidad de vida, proporciona un ahorro económico importante”, destaca el Director Científico de CIBERSAM.
A la eficiencia de la coordinación asistencial ayudan, según este experto, “los últimos antipsicóticos desarrollados, con menos efectos secundarios y nuevas formas de administración, lo que mejora el cumplimiento terapéutico por parte de los pacientes”. Otras ayudas son la implementación eficiente de las herramientas tecnológicas, como las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al servicio del paciente o la psicoterapia con ordenador.