El Sistema Sanitario necesita un modelo asistencial integrado entre niveles y Servicios Sociosanitarios y que se potencia la homogeneización de los Servicios de Urgencias

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  • La integración entre niveles pasa por evitar la fragmentación asistencial clásica, segmentando las necesidades asistenciales de los pacientes; la atención proactiva y no solo reactiva para mantener la salud; el trabajo multidisciplinar; el carácter troncal de la Atención Primaria; el desarrollo de un sistema accesible no solo desde el punto de vista físico sino también organizativo, y el uso de las tecnologías de la información y la telemedicina

 

  • La Atención Primaria y el uso de la teleasistencia ha evitado el colapso en muchos hospitales durante la pandemia.

 

  • Las Organizaciones Sanitarias siguen garantizando la seguridad de los pacientes y los profesionales, a través de circuitos de hospitalización separados, implementando medidas de seguridad y seguimiento en las visitas en hospitalización y en las consultas externas.

 

  • Atendiendo a la necesidad asistencial de la población envejecida y pluripatológica, es fundamental el desarrollo de planes de crónicos con procesos asistenciales específicos en colaboración con Atención Primaria y Servicios Sociosanitarios.

Madrid, 15 de julio de 2020.- Antes de la pandemia ocasionada por el Covid-19, la necesidad de la integración entre niveles asistenciales y entre servicios sanitarios y sociales ya era un hecho. No obstante, la crisis sanitaria vha puesto aún más de manifiesto dicha necesidad. De hecho, aquellas zonas en las que esta integración estaba más desarrollada de forma previa se han enfrentado a la gestión de la pandemia desde un mejor punto de partida. Es el caso de la Gerencia Integrada de Atención Primaria y Atención Especializada de Soria, en la que desde hace años se trabaja en un modelo asistencial integrado. Dicho modelo, en palabras de su Director Gerente, Enrique Delgado, “tiene al menos seis requisitos ineludibles: evitar la fragmentación asistencial clásica, segmentando las necesidades asistenciales de los pacientes; la atención proactiva y no solo reactiva para mantener la salud; el trabajo multidisciplinar; el carácter troncal de la Atención Primaria; el desarrollo de un sistema accesible no solo desde el punto de vista físico sino también organizativo, y el uso de las tecnologías de la información y la telemedicina”. Junto a ello, para la atención de nuevos brotes y pandemias similares, Enrique Delgado destaca también la necesidad de “potenciar los servicios de Microbiología de los hospitales, desarrollar servicios de Vigilancia Epidemiológica integrados con Atención Primaria y Salud Pública, así como la Medicina Preventiva integrada de forma transversal en la organización, potenciar los servicios de urgencias, diversificar la atención de enfermedades infecciosas y desarrollar planes de reserva que permitan la transformación ágil de los recursos y la atención sanitaria según las necesidades”.

No obstante, en general, si bien “la pandemia ha ocasionado una mayor flexibilidad en las Organizaciones Sanitarias y ha puesto de manifiesto la necesidad de reorganizar los procesos asistenciales desde diferentes puntos de vista -recursos, continuidad asistencial, nueva organización de personas y recursos, la integración de los servicios sociosanitarios y de los niveles asistenciales, así como del flujo de atención a pacientes y resultados-, en la actualidad, se están revisando los procesos y las estructuras organizativas”, explica Rafael López Iglesias, Ex Gerente Regional de Salud de Castilla y León, Vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y moderador del Encuentro Digital Reorganización de procesos asistenciales en el Hospital. Nuevas formas de atender a los pacientes, celebrado en el marco del Proyecto Colaborativo SEDISA para la Investigación sobre la Gestión del Covid-19 (INGESCOV) y con la colaboración de Janssen.

Durante la pandemia, el contar con una Organización Integrada en la que la Atención Primaria participó en todo el proceso y se potenció la teleasistencia, evitó, según Jon Guajardo, Gerente de la Osi Barrualde Galdakao y Vicepresidente Segundo de SEDISA, “que el hospital se colapsara”. Respecto a lo que ha cambiado tras la pandemia, Jon Guajardo explica que “continuamos no hospitalizando a pacientes sin los resultados de PCR, pues los circuitos de hospitalización separados son fundamentales para evitar contagios en el hospital y seguimos reforzando la garantía de la seguridad de los profesionales y de los pacientes. En el caso de las visitas a pacientes en hospitalización, se ha implementado un control exhaustivo de éstas mediante un programa informativo que garantiza una visita única y específica, con el uso obligatorio de mascarilla y medición de temperatura. En el caso de las consultas externas, también se han implementado medidas de seguridad en las salas de espera, con una gestión pormenorizada de las entradas y salidas al centro”.

En este punto, Jon Guajardo hace hincapié en la importancia que está teniendo la eficiencia en la gestión de las consultas externas para poder atender a aquellos pacientes que no han sido atendidos durante la pandemia, “con consultas de alta resolución e incorporando en las agendas la cita no presencial”.

Los Servicios de Urgencias han tenido también cambios en su organización durante la pandemia, en la que ha quedado patente la situación no homogénea que viven en cuanto a recursos materiales y humanos y a reconocimiento dentro de las Organizaciones Sanitarias. Así lo ha puesto de mannifiesto Francisco José Aramburu, Jefe del Servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, quien ha destacado el esfuerzo realizado por los Servicios de Urgencias, que tuvieron que transformarse en 48 horas para atender la pandemia. En el caso del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, “le dimos la vuelta por completo, estableciendo el seguimiento a partir del uso de indicadores como llamadas al 061, el protocolo de aislamiento separado, la ocupación Covid-19 en el hospital, la separación de los circuitos de entrada, el protocolo de ingresos rápidos y de intensivos y la rapidez en el diagnóstico”. En todo ello, ha sido muy favorable que las Urgencias hayan podido funcionar con autonomía, “con una gran colaboración del 061 y de Atención Primaria en las derivaciones”.

En esta situación, durante la pandemia, la denominada “patología banal”, que es aquella para lo que no es necesario acudir a los Servicios de Urgencias de los hospitales y que ocupa el 20-30% de las visitas a éstos, no se dio, “lo que ayudó a no colapsar en parte el servicio de Urgencias del hospital”, explica Francisco José Aramburu.

Junto a la homogeneización y la autonomía, este experto destaca la necesidad de un mayor reconocimiento a las Urgencias y dotarles de más recursos materiales y humanos, así como de la especialización. “Asimismo, atendiendo a la necesidad asistencial de la población envejecida y pluripatológica, es fundamental el desarrollo de planes de crónicos con procesos asistenciales específicos en colaboración con Atención Primaria y los Servicios Sociosanitarios, a través de los que puedan ser valorados sin pasar por las urgencias hospitalarias”, concluye Francisco José Aramburu.